Cuando la suerte trae felicidad
Una película romántica que muestra el cuerpo de Zac Efron en unas cuantas escenas ya se asegura la visita de unas cuantas adolescentes (y no tanto). Si a esto se le suma un poco de amor, optimismo, y escenarios visualmente coloridos la combinación puede resultar atractiva para cualquier espectador que guste del romanticismo al estilo Holywood.
Logan Thibault (Zac Efron) es un Sargento de la Marina de EEUU quien en el medio de un combate encuentra la foto de una mujer. Esa foto le trae suerte (el título original del film en castellano es “El afortunado”) y regresa con vida a su casa cuando otros no lograron sobrevivir. Al terminar la guerra Logan decide buscar a la mujer de la foto que le salvó la vida. Cuando finalmente se encuentra con Beth (Taylor Schilling) no puede decirle la verdad y acepta trabajar en su criadero de perros cuando, en la confusión, ella piensa que busca trabajo. La relación entre ellos se hará cada vez más cercana, pero siempre bajo la mirada y la amenaza de su ex marido, el sheriff del pueblo, y la sombra del secreto de Logan.
Es conocido por todos el papel preponderante que juega el azar en el amor. Este tópico, en el cine, suele rondar casi todas las películas románticas. La idea de la predestinación y las almas gemelas son entonces los derivados argumentales más comunes que estos films suelen adoptar. Pero, seguramente, la intencionalidad de la película cambiará la forma en que estos son mostrados. En Cuando te encuentre (The Lucky One, 2012), claramente, la idea de la predestinación adquiere un papel decisivo y determina la narración en todo momento. ¿Cómo se le podría ocurrir a un espectador que los protagonistas no terminen juntos dadas las circunstancias? Las expectativas románticas de cualquier persona que se acerque a ver este film deberían ser concretadas, o, al menos, la película debería hacernos creer que así va a ser. Y sobre estas reglas básicas se apoya este film. Sobre las reglas de un género que el cine norteamericano no pretende modificar porque son efectivas y venden.
Con esta escueta aclaración, caer en las mismas críticas hacia las “películas de amor yanquis” sería redundante. Es algo obvio y conocido por todos que a partir del trailer o bien del afiche del film se sabe con cierta certeza qué tipo de producto veremos en la pantalla. Por eso sería difícil que alguien salga de la sala de cine sintiéndose decepcionado. Porque es una película que vende lo que es y que en ningún momento pretende correrse de los lugares comunes del género.
Sin embargo, sí se le puede criticar cierta falta de pretensión al momento de incorporar algún giro narrativo de cierta originalidad. El melodrama que incorpora la línea argumental de los combatientes de la guerra no resulta del todo verosímil y por momentos aparece forzado. Pero, si de ir a ver una película de amor se trata, la pregunta pertinente sería: ¿por qué no?