Caminos cruzados
La película de Rodolfo Durán pone el acento en el reencuentro de los viejos afectos y en las relaciones a lo largo del tiempo, con una realidad que ha cambiado pero con sentimientos que afloran en los momentos menos pensados.
Cuando yo te vuelva a ver cruza los caminos de Margarita (Ana María Picchio), una docente jubilada que ahora tiene un microemprendimiento de catering para fiestas, y de Paco (Manuel Callau), quien regresa a la Argentina para apadrinar la boda de un amigo. Un amor de juventud que quedó trunco y merece un reencuentro.
Este es el puntapié de un relato que combina presente y pasado y revela algunos secretos escondidos a lo largo de los años. Entre el aeropuerto y Balcarce, desfilan por la historia Ethel (Miriam Lanzoni), socia de Margarita y amiga de su hija Valeria (Malena Solda), una nieta y un amigo de Paco (Alejandro Awada).
Una boda, cartas que no fueron respondidas, un cruce de personajes en el mismo lugar pero sin un encuentro concreto y un video de la fiesta forman los pilares de esta comedia dramática que avanza como el changuito que la protagonista empuja en el supermercado.
La idea de recuperar tiempo perdido, el tono nostálgico impuesto a lo largo de la trama, los diálogos cotidianos -y nada rimbombantes- y la buena actuación de Ana María Picchio hacen que la película capture la atención y el corazón del espectador con buenos recursos. La actriz regresa al cine con un protagónico luego de veintisiete años (Chechechela, una chica de barrio) y coincide con su hija y su nieta en la vida real (Delfina Peña y Juana Dates), que forman parte del elenco.