Después de muchos años, Ana María Picchio vuelve a protagonizar una película (con idea propia de por medio), de la mano del director Rodolfo Durán y acompañada por Manuel Callau, Malena Solda, Alejandro Awada y Miriam Lanzoni. Y aunque el film tiene las mejores intenciones y brilla a nivel actoral, lo desparejo de la narración hace que el resultado final no termine siendo del todo satisfactorio.
Que treinta años no es nada
Hace 30 años Paco (Callau) partió hacia España dejando atrás a Magarita (Picchio), a quien a pesar de los años nunca olvidaría, y hoy está de regreso en Argentina para apadrinar la boda de una pareja amiga. Es aquí, con desencuentros de por medio, donde volverá a tener noticias de ella. Margarita hoy es una docente jubilada, viuda y maneja una pequeña empresa de catering junto a su socia Ethel (Lanzoni), quien es a su vez amiga de su hija (Solda). Cuando Paco y Margarita se reencuentran no tardará mucho en florecer aquel viejo amor que los unió por primer vez hace ya tantos años, pero viejos rencores y repeches saldrán a la luz de la mano de un secreto que se mantuvo guardado por años y podría cambiar la vida de ambos para siempre.
El sabor del encuentro
No es muy difícil sentir simpatía por Paco y por Margarita desde los primeros minutos de película. El director Rodolfo Durán, de la mano de la guionista Marcela Sluka, hace un muy buen trabajo presentándonoslos y estableciendo el interesante conflicto que se está por venir. Durán juega con el público y se divierte, paseando a sus personajes por una misma locación y al mismo tiempo, pero sin dejarlos cruzarse, postergando el encuentro, aunque quizás postergándolo por más tiempo del que debería. No caben dudas de que el film gira en torno a Paco, Margarita y la relación o encuentro entre ambos, pero los momentos se alargan innecesariamente hasta la llegada de este. Paco recorre la ciudad que dejó atrás hace 30 años y al mismo tiempo vemos flashbacks de su vida cuando aún era joven y vivía en Buenos Aires, cuando conoció a Margarita y ese horrible momento donde debe dejar todo atrás y partir hacia una nueva tierra. Si bien muchas de estas escenas nos ayudan a comprender lo que está por venir, la realidad es que muchas otras no, y daría la sensación de que están simplemente para ganar minutos y no terminar con una duración más cercana al mediometraje (la película dura alrededor de 85 minutos). Una vez que se concreta el encuentro entre Paco y Margarita la película retoma la buena senda, incluso con un “giro” que se ve venir casi desde los primeros minutos. Picchio, Callau y Solda sacan a relucir todo su oficio y entregan maravillosas actuaciones.
Cuando yo te vuelva a ver no es ajena a dos problemas que aquejan ya casi de manera preocupante al cine nacional (o al menos a gran parte de él). El primero de todos es la musicalización. Me escapa si esto está directamente relacionado a cuestiones presupuestarias o son simplemente decisiones artísticas, pero aun se sigue musicalizando como si esto fuera una novela que se transmite al medio día durante cualquier canal de aire. La acentuación de la música en las escenas dramáticas roza el nivel de lo burdo y pareciera que lo único que le falta a la película es un subtitulo bien grande al fondo de la pantalla con la leyenda: ACA ES CUANDO TE TENES QUE EMOCIONAR. Y el segundo problema es la resolución, de la cual no voy a hablar mucho porque no me gustaría arruinar el final a quienes vayan a ver el film, pero déjenme decirles que uno sale con gusto a poco luego de acompañar a estos queribles personajes en lo que fue su encuentro después de 30 años.
Conclusión
Cuando yo te vuelva a ver es una película que está lejos de ser una obra maestra pero se las rebusca para contar una linda historia con buenos personajes. Si bien narrativamente no podría ser más dispar, el film logra mantenerse a flote gracias a las maravillosas actuaciones de gran parte de su elenco, entre los cuales sobresalen Picchio, Callau y Solda. No caben dudas de la película tiene mucho esfuerzo detrás y cuenta con las mejores intenciones, pero quizás con un guión mas fuerte el resultado hubiera sido otro.