Historia de amor otoñal bien actuada
Un hombre que hace rato emigró a Europa con un encargo de sus mayores y allá formó familia, vuelve ahora para ejercer de padrino en la boda de un viejo amigo. La jefa de catering de la fiesta de casamiento es una docente jubilada. No se cruzan ese día, pero él descubre su imagen mirando el video del casamiento. Y el corazón le da un vuelco: esa mujer había sido su gran amor de juventud. No podían vivir separados. Y quiere reencontrarla, solo que ahora ella se niega. Por lo menos inicialmente.
Tal es el planteo de la agradable comedia sentimental que ahora vemos, hecha de diálogos risueños, momentos tiernos y buenas actuaciones a cargo de dos queridos intérpretes: Manuel Callau en su primer protagónico, y Ana María Picchio en el primero de los últimos 17 años. El anterior fue en 1986 con otra comedia sentimental, "Chechechela, una chica de barrio", de Bebe Kamin. Y antes, los memorables "Breve cielo", su debut en 1969, y "La tregua", de 1974. Actriz excelente que acá se luce a pleno, parece mentira que el cine la haya desaprovechado tantos años.
Detalle risueño, ahora su galán quiere recuperar la juventud como Fausto ante Margarita, que así se llama su personaje, pero él es medio ganso, como el Paquito de "Breve cielo", y para mayor asociación encima le dicen Paco. Pero también es insistente, buenazo y confiable, como corresponde en estas circunstancias. Y otro detalle risueño: Delfina Peña, que hace de Margarita joven, es la propia hija de Picchio, y la nena Juana Dates, que hace de nieta, es su propia nieta. Ninguna de las dos sigue la carrera, pero no puede negarse que llevan el talento en la sangre.
En fin, no corresponde agregar más, porque ésta es de esas películas que van de sorpresa en sorpresa. Autor, Rodolfo Durán, hombre formado en el cine popular de los buenos tiempos. En el reparto, Malena Solda, ideal para el necesario momento de crisis, Miriam Lanzoni como la socia dispuesta al amor, Alejandro Awada, Pascual Condito (el novio de la boda), Atilio Pozzobon y el joven Nicolás Condito. Se disfruta debidamente.