Según lo que transmite este documental sobre las mujeres en Cuba, ellas son así en la actualidad, gracias a la revolución y lo que hizo por ellas el extinto Fidel Castro.
La directora argentina María Torrellas viajó hacia el país caribeño, para consultar a varias mujeres de distintas edades, con el fin de corroborar esas afirmaciones.
Cuentan diferentes historias de lucha acompañando a los hermanos Castro en la transformación del país. Junto a los testimonios actuales hay fotografías y filmaciones en blanco y negro de los momentos previos y posteriores a la toma del poder.
La música nacional suena con fuerza en algunos momentos, en tanto que otros hay imágenes de marchas donde nadie protesta, todos vanaglorian el sistema.
Lo llamativo del film es que la realizadora charla con mujeres que tienen un trabajo estable, algunas son profesionales, otras dirigen o coordinan alguna institución o medio vinculado a la cultura. Todas están muy bien establecidas, mientras recuerdan a distintos personajes femeninos que, según ellas, fueron una suerte de heroínas intachables, porque hicieron grande a su país, y se deshacen en elogios a Fidel Castro y su revolución.
María Torrellas no sale a la calle para charlar con chicas y señoras pobres que no tienen las mismas posibilidades que sus entrevistadas. No cuestiona el método de reparto alimentario, cuando tienen que hacer cola para conseguir comida racionada. O los pequeños contrabandos de mercadería que hacen algunos para conseguir ciertos elementos, que, por las vías normales, es muy difícil de adquirir, etc.
En vez de un documental, parece un panfleto político. Donde la directora parece fascinada con lo que le cuentan. Son todas loas y un agradecimiento eterno hacia el líder. Pero eso no es lo único grave, sino también la de mostrar sólo una cara de la misma moneda. Además, no hay un esfuerzo creativo que corresponda a un género cinematográfico, es excesivamente larga, como para ver y escuchar siempre lo mismo, llegando a aburrir en algunos tramos.