Un héroe anónimo de la Argentina profunda
El Chino -así se lo menciona durante toda la película (nunca sabremos su nombre verdadero)- es uno de esos héroes anónimos de la Argentina profunda y desconocida. Es, sí, un médico, pero ante todo un luchador, un revolucionario, un "loco lindo", un idealista...
En este documental que Pepe Salvia rodó con paciencia, esmero y fascinación por su protagonista entre 2000 y 2006, vemos cómo El Chino va ampliando una sala de primeros auxilios en Villa Elena, un barrio desgarradoramente pobre de La Matanza. Con alguna ayuda privada y un casi nulo aporte público, fue montando una red de contención social en un contexto dominado por la drogadicción, los robos, el desempleo o la desnutrición.
Allí donde el Estado está ausente, este delirante e incansable cincuentón se dedica a atender a decenas de pacientes por día, a alimentar al barrio, a trabajar en la rehabilitación de los adictos y hasta a formar cientos de agentes sanitarios que recorren la zona para tratar de mitigar los efectos de la progresiva degradación de los vecinos.
Salvia sigue a El Chino en el día a día, vemos algunas imágenes del barrio (familias numerosas que sobreviven apenas como cartoneros) y escuchamos algunas anécdotas durísimas, pero el director jamás cae en la bajada de línea subrayada ni cede a la pornografía de la miseria sino que opta por exponer (exaltar) con sencillez y sensibilidad una gran historia de vida. No se trata, precisamente, de un mérito menor.