"El amor no depende del reloj"
No soy partidario de ese bodrio infumable que es “Un lugar llamado Notting Hill”, ni mucho menos de la ambiciosa y simplona “Realmente amor”, pero sí de esa pequeña joyita llamada “That Boat that Rocked” conocida en nuestro país como “Los piratas del Rock”.
¿Qué tienen en común todas esas producciones? Richard Curtis, realizador que ya sea oficiando como guionista o director deja siempre impregnada su inconfundible marca de combinar drama y comedia en todos ellas. A veces en dosis más aceptables, otras veces no tanto.
En “Cuestión de tiempo” Curtis logra ofrecer un producto parejo en todas sus líneas, capaz de hacerte reír y emocionar en igual forma con una historia que vale la pena recomendar ya que está llena de elementos interesantes para destacar.
Tim (Domhnall Glesson, ofreciendo un trabajo que va de mayor a menor) es un joven que no tiene suerte en el amor y con cada nuevo intento suma fracasos cada vez más difíciles de olvidar. Por eso su padre (el grandioso Bill Nighy) decide darle un consejo que a su vez revela un viejo secreto familiar: Tanto Tim, como todos los hombres de la familia, pueden viajar en el tiempo.
Con esa sencilla y poderosa habilidad Tim sale a vivir su vida, mudándose a Londres, donde se enamora de Mary (la siempre hermosa y gratificante Rachel McAdams) y empieza a descubrir que pese a contar con ese don hay cosas muy importantes que no puede ni debe intentar cambiar, como lo son el amor, la familia y los amigos.
Lo primero que me resultó llamativo de esta película fue el pequeño y simple toque fantástico que tiene la historia y lo bien desarrollado que está el tema de los viajes en el tiempo en este relato.
El tratamiento que Curtis le dio a este aspecto, y el peso que va adquiriendo la habilidad de nuestro protagonista a medida que avanza el film, convierten a este simple elemento de comedia en una pieza clave para construir una interesante moraleja reflexiva sobre el amor en todas sus formas.
Precisamente ese es el segundo gran acierto de “Cuestión de tiempo” y es que no se asemeja en nada a las recientes producciones de este género que se apoyan por completo solamente en el romance que protagoniza la pareja principal y los traspiés novelescos con los que suelen tener que lidiar a lo largo del relato.
El último trabajo de Curtis se esmera por ser una comedia romántica más amplia y habla no solo del amor entre los integrantes de una pareja, sino también entre los miembros de una familia.
De hecho, las partes más emotivas y genuinas las encontramos ahí, cuando la película se ocupa en reflejar la relación entre nuestro protagonista y su padre, la madre (Lindsay Duncan) y la hermana (Lydia Wilson), por lo que “Cuestión de tiempo” es una de esas ofertas ideales para ver y disfrutar en cualquier momento con tu familia y seres más queridos.
El camino que va recorriendo esta producción desde que arrancan los viajes en el tiempo y hasta llegar al final del relato difícilmente te resulte completamente indiferente ya que con la habilidad que solo tienen los grandes realizadores y guionistas Curtis te toca las fibras más sensibles en la medida justa y necesaria para emocionarte y sacarte una sonrisa en más de una oportunidad.
Los últimos minutos de esta producción son simplemente impagables, con una historia que se cierra de forma perfecta logrando que reflexiones sobre uno de los elementos más significativos, fundamentales y trascendentales de la historia del ser humano: El tiempo.
Si esa reflexión es el resultado de ver una película que está bien actuada, bien dirigida, tiene buen ritmo, un excelente apartado técnico y una gran historia detrás, lo único que podes hacer al respecto es aplaudir de pie una vez finalizado el visionado.