El poder de los que saben amar.
Sabemos que Richard Curtis tiene muy claro lo que la palabra ‘amor’ significa. Aplicando recursos muy particulares, pero con una sensatez inmensa, el señor cuenta historias que rápidamente te llegan al corazón. Nuevamente, nos encontramos frente a personajes que se hacen querer desde el primer round. La cuestión con este film, es que no puedo develar el eje central que maneja la trama, ya que de ese modo le quitaría todo el encanto; ¡por ende! Vamos a hablar del qué pero no del cómo.
Hasta sus 21 años, Tim vive junto a su familia en una tranquila isla de Inglaterra. Al momento, su vida se presenta bastante ‘sosa’, y es por ello que decide viajar a Londres a encontrarse consigo mismo, cargando en su mochila las bases de su futuro, sus sueños, sus ganas de trabajar y su necesidad de encontrar el amor. Pero eso no es todo lo que acarreará hasta la capital inglesa, ya que la mayoría de edad traerá una revelación familiar que recae únicamente sobre los hombres de cada generación y que involucra los viajes en el tiempo. Este recurso hará que el protagonista tenga la oportunidad de enmendar algunas cosas… Y de arruinar otras claro; (ya nos lo enseñó bien el Doc Brown). Allí es donde surgirá una historia de amor más que tierna, y que va más allá del romanticismo.
Tal y como lo vimos en Nottin Hill, Curtis construye personajes bastante particulares. En este nuevo film, se siente otra vez esa presencia de gente tan rara como adorable. Empezando por Tim (Domhnall Gleeson) quien me sorprendió gratamente con su tierna interpretación; pasando por sus padres, su hermana y, claro, sus extraños amigos. El guión está perfectamente cohesionado como para que no nos haga ruido el condimento del tiempo; hay hermoso humor inglés, geniales escenas de incomodidad y algunos momentos dramáticos que me hicieron derramar lágrimas. Pero no te preocupes que el nudo en la garganta se disipará rápidamente, gracias al buen tacto de los realizadores para armonizar todas las escenas.
Cuestión de Tiempo (About Time, 2013) es una historia muy completa pero nada compleja, que realza la importancia de los pequeños detalles de la vida, y de vivir el presente, sin renegar del pasado ni intentar truncar el destino. Otra vez, Rachel McAdams nos regala un personaje muy dulce y carismático, que difícilmente cae en lo ordinario. Mi preferido, sin embargo, es Bill Nighy como el padre de Tim; sencillamente ENORME. Se me hace difícil encontrar cuál es la clave del equilibrio que logra el film, pero creo que las grandes actuaciones y la naturalidad en sus vidas del otro lado de la pantalla, acercan una ficción que ocurre muy lejos pero que está tan cerca de cualquiera de nosotros. Absolutamente recomendable para ver en cine, ¡eso no lo dudes!
Definitivamente la meto en la lista de las películas más bellas que he visto en el último tiempo, y por supuesto, en lo que va del 2013. Y sobre todo destaco la capacidad de los cerebros involucrados para sorprender aún cuando las verdaderas historias emotivas parecen escasear.