Basado en el bestseller de Michael Connelly (segunda obra del autor adaptada a la pantalla grande, Clint Eastwood fue el encargado de la primera en la decepcionante "Blood Work"), "The Lincoln Lawyer" es un solido y entretenido thriller judicial, un subgénero medio olvidado que alcanzó su máximo esplendor en los años 90 con las variadas adaptaciones de la obra de John Grisham ("The Pelican Brief", "The Firm", "The Client", "A Time to Kill", "The Chamber", "The Rainmaker").
El (prácticamente desconocido) director Brad Furman ("The Take") ofrece una típico producto de este subgénero, con sus interrogantes y giros inesperados, planteado con buen pulso/ritmo y guiado por la convincente actuación de Matthew McConaughey (quien abandona las horribles comedias románticas para componer a un abogado con acento sureño, muy similar a su personaje en "A Time to Kill") junto a un envidiable elenco secundario compuesto por Marisa Tomei, Ryan Phillippe, William H. Macy, Josh Lucas, John Leguizamo, Michael Peña y Bryan Cranston.
Sobre el final tiene una vuelta de más, un par de escenas que podrían haberse evitado, aunque esto no afecta el buen resultado conseguido.