Cumbia sin destino
Un documental sobre un tema gigante puede dispararse hacia diferentes rumbos; la empresa de hacer uno histórico sobre uno de los ritmos más populares de Latinoamérica puede ser abrumadora e inabarcable. El concepto de recorte es fundamental, y no muchas veces opera en aquellos que se aventuran hacia las aguas del documental definitivo sobre un tema. Cumbia que te vas de ronda es una película arriesgada que ambiciona tocar todos los puntos donde alguna vez sonó el ritmo de la cumbia. Sin intentar ser rigurosa en el espesor de los personajes entrevistados, se enmaraña al ubicarlos en un mismo nivel sin distinciones, solo delimitados por las geográficas que denotan una marca propia. El director es el músico Pablo Coronel, cuya banda de cumbia aparece en pantalla y que es protagonista del mejor tramo del documental, al principio, cuando vemos una actuación en Portugal ante un público extraño para el ritmo. En el transcurso de este viaje por el mundo podremos observar que la música -más allá de la cumbia- no tiene fronteras ni recovecos exclusivos.
Que Coronel sea músico explica las virtudes pero también las falencias de su intento por contar un camino posible de este estilo por el mundo. Es indudable que él y su equipo técnico (también músicos) exudan una pasión enorme por la cumbia, la misma que los lleva por largos pasajes sin un eje narrativo que aproveche mejor el enorme material de archivo recogido por varios países de Latinoamérica hasta llegar a Vietnam y Japón (donde, por supuesto hay un fenómeno con bandas y hasta discográficas dedicadas a la cumbia). No es casual que el peso de los 87 minutos de duración se sienta en el discurrir de imágenes que, además, parecen repetitivas sin un aporte que se articule con lo anterior ni con lo que sigue adelante en el relato. De hecho, la hipótesis de una globalización de la música por una corriente de acercamiento digital a la información se agota a los pocos minutos y lo que queda es un recorrido redundante. En la década del 90 algunos noticieros enviaban un corresponsal para registrar el fenómeno impensado del tango en Japón. Tres décadas más tarde ya no sorprende que en un país tan lejano se adopten costumbres que parecían ancladas a una identidad particular; el multiculturalismo llegó hace tiempo y de un documental de este corte se espera que aporte algo más que la declaración de un integrante de un grupo de cumbia japonés, o que al menos sus aseveraciones tengan un atisbo de particularidad, más allá de “la cumbia te hace libre”.
No sería justo ignorar que la película tiene una dinámica que puede conmover a los que aman este estilo musical, aunque su caos narrativo puede expulsar a aquel que se acerca tímidamente con la intención de entender el fenómeno, la historia, y escuchar a muchos de los referentes entrevistados en varias partes del mundo. Un documental colorido pero dispar en sus búsquedas cinematográficas.