La vuelta del viejo gruñón
En Curvas de la vida (Trouble with the curve, 2012) Clint Eastwood compone a un personaje muy similar al de Gran Torino (2008) -última aparición en cine- pero en esta oportunidad bajo el registro de la comedia dramática.
Cuando Gus Lobel (Clint Eastwood), el mejor cazatalentos del beisbol comienza a perder la visión, su hija Mickey (Amy Adams) decide acompañarlo en lo que podría ser su último viaje de trabajo por Carolina del Norte. Ella es una exitosa abogada que deberá postergar su ascenso laboral –asociarse a una importante firma de abogados- para cuidar de su gruñón padre. El viaje acercará a las opuestas personalidades y a la vez restablecerá el vínculo entre ambos, dándoles un giro a sus vidas.
Aunque la dirección recayó en manos de Robert Lorenz, Curvas de la vida puede considerarse una película de Clint Eastwood. Está producida por Malpaso, su productora de añares, protagonizada por él y cuenta con un estilo narrativo clásico, propio del octogenario realizador.
Clint Eastwood vuelve a componer a un anciano al borde del retiro, malhumorado y muy terco en sus modales como en Gran Torino, papel que le valió la nominación al Globo de Oro. Pero aquí su personaje no se redime religiosamente, pero sí socialmente. En aquella película Eastwood se llevaba mal con sus hijos hasta que éstos lo abandonan. Su relación con el trabajo era sólo a modo de recuerdo y reconocía que su lugar en el mundo había terminado. En Curvas de la vida hay una suerte de redención de todos los males que aquejaban a tal personaje: buscará recomponer la relación con su hija, demostrar que todavía es hábil para su trabajo, y que sigue siendo necesario para las generaciones venideras a pesar de sus problemas de salud.
Pero quien realiza la verdadera “curva” dramática en el film es su hija, una soltera treintañera que encuentra el verdadero sentido de su vida al pasar unos días “en el mundo del beisbol” junto a su padre. En ese camino aparece el personaje de Justin Timberlake, con el mismo espíritu de su padre de joven (de hecho apadrinado por él) para resolver el Edipo que arrastraba de pequeña.
Curvas de la vida no deja de ser un melodrama sentimental, con amplias escenas de diálogo y construcción de personajes buenos y malos, uno de los puntos flojos del film. Sin embargo tiene el carisma necesario en sus personajes para solventar las obvias resoluciones argumentales.