Más clásica que el Béisbol
Curvas de la Vida representa la primer película en 19 años en la que Clint Eastwood no se dirige a sí mismo. Aún así, como seguidor de su cine creí que en esta película dirigida por Robert Lorenz (asistente de Eastwood en varios films) iba a flotar el espíritu eastwoodiano en las cámaras, debo decir que nunca me equivoque tanto.
Curvas de la Vida es una película que cuenta con uno de los guiones más trillados de los últimos tiempos, no aporta nada que no se halla visto en los cientos de films que hablan de la autosuperación y los otros cientos que hablan de recomponer relaciones filiales, esto enmarcado en el ámbito del Béisbol como metáfora de vida. Las confesiones de bar, las metáforas deportivas y el final feliz (que en esta no es uno sino una acumulación de varios). Aún así un guión puede ser salvado en ocasiones por una puesta en escena, por la mano de un director con suficiente visión para cambiar el enfoque, lamentablemente tampoco fue el caso, los recursos con los que cuenta Robert Lorenz como director todavía son bastante pobres, no encuentro ninguna intención estética en la decisión sobre donde poner una cámara en esta película, todo desborda de clasicismo, desde una subjetiva fuera de foco que nos muestra un problema en la visión hasta la música usada, todo parece sacado del manual de drama de quinto grado y en el medio de todo esto nada más ni nada menos que Clint Eastwood, Amy Adams, Justin Timberlake, Robert Patrick, Matthew Lillard y John Goodman, todos dando brillantes actuaciones y sacando la película para adelante a pesar de todo.
Curvas de la Vida es llevadera por su exceso mismo de corrección, la película no se arriesga en ninguna tomando todos los lugares comunes que puede pero tiene actores increibles y todos dando actuaciones destacadas dentro de sus propias carreras por lo que termina salvándose del desastre.
Una película que pudo haber sido algo grande y termino siendo un entretenimiento pasajero.