Las películas de béisbol son un clásico yankee; todos los años se estrena alguna que tiene entre sus protagonistas ese campo verde en forma de diamante. Hubo de todo, desde jugadores fantasma en la siempre conmovedora Field of Dreams, hasta mujeres que se hacen valer en A League of Their Own, donde Madonna y Geena Davis agitan el campo. Las películas que nos muestran este deporta ya no son novedad, y para lograr serlo, tienen que poder mostrarnos una realidad diferente, cosa que consiguió maravillosamente el año pasado Moneyball pero que, lamentablemente, no pudo conseguir Curvas de la Vida.
Primera base
Para ver Curvas de la vida hay un dato que no puede faltar, el espectador debe presentarse en el cine teniendo en cuenta lo siguiente: el director de este film fue por casi 10 años el asistente de dirección de Clint Eastwood, y produjo más de 10 películas del queridísimo actor americano. Sabido esto, uno sube automáticamente sus expectativas hasta llegar casi al Clint Eastwood level. Y así uno se dispone en la butaca, creyendo que algo bueno tiene que haber hecho para que un actor como Eastwood se embarque en una ópera prima, para que encima financie esta película y ayude a conseguir un reparto con actores como Amy Adams y Justin Timberlake.
Les cuento que no, no les recomiendo esperar tanto de Curvas de la vida porque se van a decepcionar, no porque sea una mala película, sino porque jamás va a llenar el espacio que uno se imagina. La obra de Robert Lorenz es buena para ser su debut como director, pero no hace justicia para ser el debut del asistente de dirección de Eastwood.
Segunda base
La historia es así, Eastwood interpreta a Gus Lobel, un viudo veterano del béisbol que toda su vida se dedicó a descubrir nuevos talentos viajando por las rutas americanas, sin embargo la edad empieza a jugarle una mala pasada, y eso se empieza a notar en sus elecciones de vida. Lobel va lentamente perdiendo su visión, lo que claramente le impide, o más bien le dificulta, realizar su trabajo.
En paralelo a esto, conocemos a Mickey, la hija de Gus, una joven abogada en ascenso que se mantiene siempre ajena a los problemas de su padre, si bien intenta acercarse, es alejada por él una y otra vez, esto la lleva a desistir, aunque no por largo tiempo.
Gus, tiene que realizar un viaje laboral que determinará su futuro en el club en el que trabaja, y su hija, convencida por un amigo de él y en secreto, decide acompañarlo, para ayudarlo y para así, tratar de arreglar el vínculo que hace años está roto entre ellos.
Tercera base
El argumento del film es bueno, es válido, es una linda historia emotiva sobre la especial relación entre un padre y su hija; y a medida que se desarrolla, también se enfoca en la vida amorosa de esa hija. El problema es básicamente, la obviedad, lo previsible en que trascurre todo, es evidente que ellos se van a reconciliar, salta a la legua el problema que los separó en la infancia y todos sabemos que la minita termina enamorándose por primera vez. Es todo demasiado predecible y hasta esperable.
Otro tema que complica al film es la actuación de Clint Eastwood, no es que él actué mal (¿acaso es eso posible?), es que hace el papel de siempre. Es Walt Kowalski reversionado en un cazatalentos del béisbol, un viejo gruñón que no hace más que refunfuñar sobre las nuevas tecnologías y patear muebles. Es bastante agotador ver como un personaje se repite una y otra vez en un actor que da para hacer cualquier papel y podría haberse aprovechado mucho mejor.
Conclusión
Curvas de la vida es una buena película, con una historia sencilla, se nota que es una ópera prima, aunque lamentablemente no está a la altura de sus actores, y si no fuese por ellos, dudo hasta de que hubiese tenido posibilidades de presentarse en cine, en lugar de pasar directo a dvd.
Para un sábado a la tarde, tirado en el sillón de casa, es una gran opción; para el cine, esperamos cosas mejores.