Jusqu’à la garde abre con una escena de despacho. Cinco personajes forman parte de la situación: Miriam (Léa Drucker) y Antoine (Denis Ménochet) -madre y padre de Julien, ya separados-, junto a sus abogadas y frente a una jueza, discuten sobre la tenencia de su hijo. La cámara se ajusta al momento y al espacio con las mismas normas y formalidades allí planteadas: la duración de cada plano responde a la exposición de cada parte, pero también a cada interrupción, a cada silencio. Las posturas expresadas por ambas defensoras son igualmente válidas, no hay partidismo posible de nuestro lado ante este encare, estamos en terreno neutral. La misma neutralidad que va a ser puesta en jaque apenas minutos más tarde.