El año pasado se estrenó “Baby Driver”, un musical de acción que el director inglés Edgar Wright había concebido por primera vez hace ya 23 años. Antes de llegar a los cines y volverse uno de sus mayores éxitos ya había tenido una suerte de prueba piloto cuando en 2003 dirigió el videoclip de la canción “Blue Song”, de la banda Mint Royale. Pero recién 15 años después nos encontramos con la desenfrenada evolución de aquel primer bosquejo. Tal vez sea brusco referirse a un cortometraje nominado al Oscar como un “primer bosquejo”, pero sin dudas esa es la función que terminó cumpliendo para esta película el corto “Just Before Losing Everything”, realizado por el director Xavier Legrand en 2013.
“Custodia Compartida” sirve como una suerte de secuela/versión alternativa para la que no es necesario haber visto su primer trabajo. Una madre encuentra la separación de su violento esposo truncada cuando éste termina ganando la custodia compartida de su hijo menor. Su hija mayor está fuera de su alcance tras haber cumplido la mayoría de edad, pero ambas tendrán que esperar en doloroso silencio cuando sábado tras sábado el monstruo que lucharon por desterrar de sus vidas viene amparado por la ley a irrumpir la relativa paz que lograron ganarse. Encuentros que irán escalando en intensidad por sus intentos de volver a acercarse a su antigua familia.
Desde la primer secuencia es evidente por qué Legrand se llevó el León de Plata a Mejor Director en el Festival Internacional de Venecia. Sin que le tiemble el pulso, el realizador demuestra su fuerte personalidad y visión desde el primer momento. Secuencias largas que no temen mostrarse hostiles hacia el espectador para transmitir sus sensaciones. El film difícilmente se queda tranquilo por mucho tiempo, saltando entre momentos y sin ningún miedo a variar la duración de los mismos para hacer días sentirse como segundos y a algunos minutos transformarlos en interminables horas. El drama es inescapable, Legrand transforma un drama social en un terror humano.
Grandes actuaciones florecen en una película donde el guion y la dirección parecen uno solo. Una cinta repleta de potentes escenas que ahogan por completo las contadas ocasiones en que Legrand dota algunas secuencias por demás con un aparatoso drama cinematográfico, las grandes bondades de este film hacen imposible poder enfocarse en cualquier detalle negativo. Es una experiencia por momentos desgarradora que logra trasladar a la audiencia a los lugares y la mente de sus protagonistas dando resultados que ocuparán sus cabezas por un largo rato.