Lenny tiene 34 años, es proyeccionista de un cine y tiene a sus dos hijos en custodia sólo dos semanas al año. A pesar de ser un padre rabiosamente divertido para un niño, constituye un manual viviente de todo lo que un progenitor nunca debería hacer. Daddy Longlegs le sigue durante estas dos semanas, en las que incurre en una larga serie de irresponsabilidades en absoluto malintencionadas, pero que terminan siendo desconcertantes incluso para un par de niños a los que les encanta el juego y el caos. Pero dos semanas son muy poco tiempo, y entre pesadillas que incluyen mosquitos gigantes, tomará una peligrosa decisión.