Los directores de éste documental, Jon Nguyen, Olivia Neergaard Holm y Rick Barnes, nos acercan a conocer la historia, y más precisamente los orígenes de la vida creativa, de uno de los más innovadores cineastas que hayan surgido en los EE. UU. como es David Lynch.
Pero lo vemos en una faceta desconocida para el público masivo, como es su trabajo de artista plástico, donde no sólo pinta con sus manos sino que le agrega otros elementos de distintos materiales conformando una obra de arte, con una gran imaginación y un estilo descontracturado que no reconoce límites.
Relatado con la voz en off del protagonista, nos va contando su infancia feliz, su adolescencia complicada, pero a la vez es cuando comienza a pintar buscando algo, que no sabe bien lo que es, pero, además no le interesa demasiado saber qué. Lo que le preocupa es aprender siendo medio autodidacta y luego encauzado en la universidad. Con un espíritu inquieto y poseedor de una gran curiosidad y poder de observación de lo que tiene a su alrededor va modificando sus intereses a la par de los lugares de residencia, que de alguna manera le fueron sirviendo como fuente de inspiración hasta lograr hacer que sus pinturas tuvieran sonido y movimiento, es decir, tomó una filmadora y comenzó a experimentar su visión artística desde otro lugar, y con otro formato que lo llevó a Hollywood donde reconocieron su valor creativo a base de trabajo, perseverancia y convicción, logró estrenar su primer largometraje.
Nunca habla a cámara, se lo ve trabajando en su casa haciendo obras de arte, y cuando no trabaja, fuma, fuma mucho, en esta época en que se pregona la vida saludable ver a alguien cubriendo la pantalla de humo, resulta bastante chocante, aunque seguramente, quienes dirigieron esta película les habrá parecido estéticamente atractivo.
El sonido incidental acompaña perfectamente a las imágenes de archivo que son fílmicas, en colores, de él cuando era chico junto a su familia y también fotos en blanco y negro.
En definitiva, toda la narración es la previa del salto a la fama y el reconocimiento mundial, cuando acunaba sus sueños de buscar y realizar su mundo en el arte, y vaya que lo encontró y lo logró.