Es una encantadora propuesta de Federico Marcello, responsable de la dirección y del guión. El plateo original de una venganza: el protagonista de la historia, que cuenta como el almacén de su padre se fundió con la invasión de los supermercados chinos en su barrio. Una introducción que tiene el buen aporte de un corto de animación muy bien logrado. Con ese recuerdo infantil en la cabeza taladrando su existencia, el protagonista pergeña la delirante revancha: Instalar un supermercado argentino en la ciudad de donde vienen la mayoría de los chinos instalados en nuestro país. Y de eso va el film de cómo cumplir con el objetivo, que los chinos se conviertan en fanáticos de la yerba y el dulce de leche, más otras delicias autóctonas. La inteligencia de la película se basa en que con la vestimenta de la comedia se cuela una seria reflexión sobre la inmigración, las dificultades de adaptación, de la integración y la ternura que se mezcla con la capacidad de observación, la comprensión, y su aliada, la solidaridad. Muy buenos actores, hallazgos graciosos y tiernos, El director es el perfecto protagonista con un elenco muy bien elegido. Regocijante y conmovedora.