Mordiéndole los talones a Carol, el exitoso último film de Todd Haynes, Freeheld (título original) muestra otra historia de amor entre mujeres, pero basada en hechos reales. Laurel Hester (Julianne Moore) es una condecorada policía de Nueva Jersey; buscando abstraerse de su obsesión por el trabajo, y a la caza de ocio productivo, se incorpora a un equipo de voley y así conoce a Stacie Andree (Ellen Page), una chica varios años menor, con quien inicia un romance. Hay un talento innato en Moore para hacer de este tipo de minihistorias algo excepcional, y la química con Page resulta más de lo que uno podría esperar (no sólo difieren en edad las actrices, sino en atributos físicos y estilo), pero es también un logro del director Peter Sollett (que indagó temas similares en Nick and Norah’s Infinite Playlist) llevar la relación a buen ritmo. Tras el diagnóstico de un cáncer fulminante y la lucha legal de Laurel para legar sus bienes a su pareja (las consecuencias, insinúa Sollett, se verían diez años después, con la promulgación de la ley de matrimonio igualitario), la película toma un inmenso dramatismo, solo piloteado por las actuaciones de Moore, Page y el inestimable Michael Shannon.