De ahora y para siempre, dirigida por Peter Sollet, es la historia de Laurel Hester, interpretada por Julianne Moore, quien es una respetada mujer policía que oculta minuciosamente su homosexualidad. Su vida comienza a cambiar cuando conoce a Stacie Andrée (Ellen Page), pero su historia se ve interrumpida cuando a Laurel le diagnostican cáncer en su estado más desarrollado.
Desde un principio se deduce que la película apelará siempre a la emoción del espectador: su traducción de Freeheld a De ahora y para siempre, el romance lésbico en la lucha por la igualdad y una banda de sonido armónica y dramática. Sin embargo, no se puede decir que cumple su cometido, pues los personajes no tienen el desarrollo suficiente como para que el público se conmueva ante las injusticias que el sistema les impone.
Ya asumiendo su destino, Laurel decide dejarle su pensión a su pareja, Stacie -quién desde un principio se rehúsa a darle importancia al tema- pero los legisladores del condado, quienes están exageradamente representados como el conservadurismo, no ven con buenos ojos a la pareja gay y comienzan a ponerles trabas para impedir que Stacie reciba el dinero.
Ahora es cuando Dane Wells (Michael Shannon), histórico compañero de Laurel en la policía local, y Steven Goldstein (Steve Carell), un "activista judío homosexual de clase media de Nueva Jersey", se organizan en la lucha por la justicia y la igualdad. Aquí es donde el verdadero conflicto del filme empieza, y la oportuna intervención de Carell levanta una película que tarda en arrancar.
Si bien es importante que este tipo de películas se hagan para que siga en marcha la lucha por la igualdad, la cinta cae en todos los clichés que puede caer: el cómo se conocen Laurel y Stacie, la rebelión en la oficina de policía al Dane querer llevar oficiales a la protesta y el dolor de Laurel previo a su diagnóstico, entre otros. ¿Cuánto más interesante sería si estas situaciones se expusieran más implícitamente?
Además, la película intenta tratar demasiados temas, con lo cual no profundiza en ninguno, ya que los personajes no están bien desarrollados y se tiene que apurar para llegar al conflicto, que termina apareciendo tarde y con una resolución rápida.
No se puede negar que es una propuesta interesante, que está relatada prolijamente, pero no logra la actitud "políticamente incorrecta" o concientizadora que la película merece. Sin embargo, Sollet, en un trabajo correcto (y no más que eso) aporta su granito de arena en el camino a la igualdad, lo cual no es poco.