El derecho al amor igualitario
La legalización del matrimonio igualitario con la igualdad de derechos como pancarta puede ser uno de los más grandes logros de la comunidad homosexual en los últimos años. Principalmente a la hora de instalar el debate en la sociedad, dándole mayor notoriedad a una cruzada que hace mucho tiempo lleva intentando ser reconocida en varios países del mundo.
Uno de los hechos más representativos fue el de Laurel Hester, quien en 2005 luchó contra el gobierno norteamericano para lograr que su pensión fuera destinada a su pareja del mismo sexo, luego de que ella falleciera a causa de un cáncer. Claramente son historias de vida como esta las que valen la pena que sean contadas a través del cine.
Basada en este caso real, De ahora y para siempre (Freeheld, 2015) nos presenta a Julianne Moore como la verdadera Hester, una agente de policía del estado de Nueva Jersey, que pesar de ser una eminencia en su trabajo, debe mantener su homosexualidad en secreto de sus conservadores colegas. Pero incluso cuando encuentra el amor de su vida, una joven mecánica llamada Stacie (Ellen Page), a Laurel le será imposible contar la verdad por miedo a que eso le perjudique en su carrera.
Sin embargo, la pareja vive feliz por sobre los prejuicios. Es así que al poco tiempo de conocerse comienzan a convivir y hasta planean a futuro sin darle importancia a la diferencia de edades. Pero cuando Laurel es diagnosticada con un cáncer terminal, ella deberá hacer pública su condición frente a los retrógrados legisladores de la ciudad, y de esta manera conseguir que Stacie pueda conservar la casa y su pensión, al igual que cualquier matrimonio heterosexual. Contando con la ayuda de su ex compañero de la policía Dan Wells (Michael Shannon) y el activista gay Steven Goldstein (Steve Carrell), esta situación tendrá la repercusión suficiente para que llegue a los medios de comunicación antes que sea demasiado tarde.
freeheld 2015
El guión de Ron Nyswaner – responsable de “Philadelphia”, uno de los films más recordados sobre la temática LGTB – junto al director Peter Sollett, retrata al pie de la letra la historia de Laurel Hester pero sin conseguir que el espectador llegue a involucrarse con los personajes, más allá de la protesta social. Y esto no se debe precisamente a una falencia desde el punto de vista actoral.
La relación de Laurel y Stacie se saltea tantas instancias lógicas durante la primera parte del argumento, que antes que nos demos cuenta la pareja ya se encuentra comprando una casa, adoptando un perro y luchando contra a una enfermedad lapidaria. Evidentemente el elemento más importante de la película es la lucha por la igualdad de derechos, antes que el origen del enamoramiento de las protagonistas. Pero esta decisión no hace más que despersonalizar el mensaje de equidad, quitando gran parte de la empatía del público hacia la pareja.
De todas formas, Julianne Moore se destaca en la misma línea de su última película “Por siempre Alice” (2014), representando con solvencia la postura frente a la muerte de un paciente terminal. Como así también Ellen Page, quien desde un lugar menos solemne demuestra que los papeles dramáticos son su fuerte. Ellas dos se destacan en un elenco algo discreto, el cual tiene a Steve Carrell como uno de los actores más desaprovechados.
De ahora y para siempre cuenta una historia que merece ser más conocida, sumado a la presencia de un dúo protagónico a la altura de las circunstancias. Pero si dejamos esto de lado, probablemente sean únicamente esas dos características lo mejor que la película tiene para ofrecer.