Ajedrez para tres
Viggo Mortensen no descarta un guión que no le guste, y así como ocurrió con Todos tenemos un plan, de Ana Piterbarg, su cotizada presencia realza el debut tras las cámaras de Hossein Amini, guionista de Drive, entre otros films. Basada en la novela Two faces of January, de Patricia Highsmith, la película ausculta con delicadeza la relación entre dos embaucadores de distinta edad y la que ambos mantienen con una mujer de notorio atractivo sexual, entre las ruinas griegas y pintorescos paseos nocturnos por Estambul.
Highsmith escribió la novela entre los dos volúmenes de su saga protagonizada por el estafador Tom Ripley, y tanto Rydal (Oscar Isaac, visto el año pasado en Inside Llewyn Davis de los Coen) como Chester MacFarland (Mortensen) hacen el juego de espejos entre un joven y un viejo Ripley, que se corona en una pantomima de padre e hijo con la finalidad de una coartada. Colette (Kirsten Dunst), la mujer de MacFarland, es el tercero en discordia y (quizás en la movida menos original del film) aquello que desbarata una jugada arriesgada con pronóstico de final feliz. El triunfo está en la frágil tensión (Viggo en su mejor hora) y en la fidelidad a los juegos ambiguos de la escritora norteamericana.