Pasaportes en suspenso.
La adaptación de los trabajos de la novelista estadounidense Patricia Highsmith nunca ha sido tarea fácil para los directores. Por un lado, las novelas de la escritora están protagonizadas por personajes hipócritas y marginales capaces de cualquier cosa y prestos a las obsesiones y el crimen liso y llano. Por otro lado, el estilo sucinto y directo de sus oraciones les ofrece a los guionistas un punto de anclaje pero de ahí en más, la adaptación de los mecanismos del suspenso literario al cinematográfico demanda del talento y el manejo sutil sobre los dispositivos y el lenguaje del género. Para colmo, la primera adaptación de Highsmith fue realizada por Alfred Hitchcock con un guión a cargo del escritor Raymond Chandler, la genial Pacto Siniestro (Strangers on a Train, 1951).
De Amor y Dinero (The Two Faces of January, 2014) es la primera película dirigida por el conocido guionista de origen iraní nacionalizado británico, Hossein Amini (Drive, 2011), y se sitúa a principios de los sesenta en Grecia. Una pareja de turistas norteamericanos conoce un guía de turismo de su misma nacionalidad en Atenas y decide contratar sus servicios para que les enseñe el mercado de pulgas local. Pronto el hombre irá descubriendo la verdadera razón del alejamiento de la pareja de Nueva York y los deberá ayudar a escapar de sus perseguidores invisibles a través de Creta, en un juego sexual y monetario.
La ópera prima de Amini recurre a un suspenso sobrio, sin grandes sobresaltos, y respeta en todo momento la intensión de la novela de Highsmith a nivel metafórico pero incurriendo en recurrencias y obviedades en algunos casos. El resultado de la adaptación es bueno especialmente por las grandes actuaciones de Viggo Mortensen y Kirsten Dunst, pero sin dejar de lado al ascendente Oscar Isaac, un trío que soporta a lo largo del metraje los primeros planos con tenues gestos que denotan sentimientos y sensaciones como la culpa, la avaricia, el deseo o el temor.
De Amor y Dinero logra construir un suspenso que remite más al género literario que al cinematográfico y conduce la acción con la soltura de un thriller, a la vez que recorre algunos rincones de Grecia a través de la delicada fotografía de Marcel Zyskind y de las envolventes atmosferas de la banda de sonido a cargo del músico español Alberto Iglesias.