Comedia romántica de Edward Zwick, el mismo de El Último Samurai, que está basada en el libro de Jamie Reidy, en el que un joven representante de ventas de la farmacéutica lleva al mercado el medicamento conocido como Viagra.
Maggie, interpretada por la bella y correcta Hathaway (El Diablo se Viste a la Moda, Alicia en el País de las Maravillas) es una chica de espíritu libre que no deja que nada ni nadie se interponga en su camino, incluyendo un terrible reto personal: el Parkinson.
Aunque todo cambiará cuando reconoce a su igual en Jamie Randell, encarnado por Gyllenhaal, (Principe de Persia), cuyo especial encanto lo vuelve infalible tanto con las mujeres como en el competitivo mundo de las ventas.
Si bien la cinta posee todos los ingredientes para una real comedia, el espíritu de Zwick se hace notar y muestra el brutal mundo de las droguerías y los hospitales. La historia se aproxima cada vez más al drama, con un punto real: la degeneración de los pacientes con dicha enfermedad. Quizás el film recuerda a Todo Por Amor, con Julia Roberts o incluso My Name is Sam, con Sean Penn, donde el mismo Edward Zwick fue productor.
Como si fuera un cóctel de emociones, con una buena dupla interpretativa y un reparto sólido, De Amor y otras Adicciones sensibiliza, no pasa desapercibida y deja un balance positivo.