Para Edward Zwick, el mundo es un combate. No es un gran director, pero la mayoría de sus películas tienen que ver con lo bélico: “El campo de la gloria”, “Leyendas de pasión”, “Contra el enemigo”, “El último samurái”, “Desafío”, “Diamante de sangre”. Además de este costado épico-militar, tiene otro romántico (en realidad la guerra es una cuestión romántica para Zwick: aunque no realizó demasiadas películas buenas, tiene una visión del mundo). Ese lado se ha manifestado en su primer largo, “Te acuerdas de anoche” (cuando Demi Moore se desnudaba sin problemas) donde una relación de pareja terminaba en un cuasi melodrama. Sí, el melodrama es el otro elemento de Zwick. “De amor y otras adicciones” es un film que combina un poco todo eso, sin decidirse por poner el acento en ninguna parte. Hay un romance entre dos adictos al sexo que no quieren compromiso (Jake Gyllenhaal y Anne Hathaway); hay una lucha del protagonista entre su ambición –es vendedor de laboratorios farmacéuticos– y el amor que fatalmente surge; hay un vuelco trágico en el hecho de que ella tenga una enfermedad; y hay un combate sordo entre grandes conglomerados farmacéuticos, que viene a ser la pieza “denuncia” a la que acostumbra el realizador (ver, de nuevo, la filmografía). ¿Y qué nos queda? Un buen reparto, más o menos aprovechado en un film que quiere contar o más bien mostrar -desgraciadamente– demasiadas cosas.