Bajo la dirección de Edward Zwick llegó a nuestras carteleras De Amor y Otras Adicciones, que contó como pareja protagónica con Jake Gyllenhaal y Anne Hathaway.
De Amor y Otras Adicciones nos contará la historia de Jamie Randell, un vendedor que comienza a dar sus primeros pasos en la venta de medicamentos. Jamie no es un vendedor cualquiera, ya que posee un encanto y un carisma que le ayudan a prosperar rápidamente en ese nuevo y competitivo mundo de las ventas farmaceúticas. Obviamente que esos talentos también le sirven con mejores resultados con las mujeres.
Un día, gracias a obra y gracia del destino, se cruza en su camino una hermosa mujer llena de libertad que vendría a representar su alma gemela, salvo por el ¿pequeño? detalle de que ella tiene parkinson. Esa mujer se llama Maggie.
A pesar de no llevarse bien al comienzo, Jamie y Maggie parecen estar hechos el uno para el otro y lo que comienza como una historia de amor sin compromisos se convertirá pronto en la experiencia más fuerte que han vivido en sus vidas, matizada con el sufrimiento y los cuestionamientos que conlleva llevar adelante una relación con una persona que posee esa terrible enfermedad.
Ahora bien. ¿Como podríamos definir a De Amor y Otras Adicciones? ¿Como una comedia romántica pretenciosa? ¿Como una comedia dramática a medias tintas? ¿Como una comedia sexual? Bueno, quizás haya una sola respuesta a todas esos cuestionamientos y es justamente que tiene un poco de todas esas cuestiones.
Sin dudas De Amor y Otras Adicciones representa la típica fórmula de la atracción de los espíritus sin compromisos que tienen las comedias románticas, con un aire un tanto pretencioso en el intento de dar cierto peso a la historia con la -interesante, pero incompleta- crítica a la venta de medicamentos y la enfermedad de la protagonista.
Por otro lado en varios pasajes incomoda y hasta desagrada por ser tan explicita en las escenas sexuales. No es que ser explicito -sexualmente hablando- sea desagradable, pero si lo es cuando no se presenta en el contexto correcto. Un claro ejemplo de eso es el ensañamiento con mostrar constantemente los pechos de Anne Hathaway, cuando realmente se justifica hacerlo solo en dos oportunidades como máximo y en las otras incomoda y hasta fastidia.
Como positivo tenemos un buen balance presentado entre algunas secuencias de comedia, generalmente a cargo del hermano y el mentor de Gyllenhaal, que se mezclan con el terrible drama de presenciar una historia con un personaje que tenga parkinson.
Llevar adelante una historia así sin las muy buenas actuaciones de Jake Gyllenhaal y Anne Hathaway hubiera sido imposible. El carisma y la excelente química que muestran estos dos grandes actores en la pantalla salva del rídiculo en muchas ocasiones a esta película.
De Amor y Otras Adicciones quiere ser original y relevante, pero lamentablemente solo se queda en el intento pretencioso de ser una película diferente.