Una joyita cordobesa
Lúcido filme que cruza géneros y clases sociales.
Una gratísima sorpresa -para el que no la haya visto en el 25° Festival de Mar del Plata- llega a la cartelera: De caravana . ¿Humor cordobés? Mucho más: aventura, intriga, amor, drama mitigado por la gracia y cruces sociales no forzados. Como si los personajes snob de Cohn-Duprat ( El artista ) se mezclaran con los marginales de Caetano ( Pizza, birra, faso ), sazonados por el antiheroísmo de los de Néstor Montalbano ( Soy tu aventura ). Un gran cóctel de diversión y antropología.
Y todo articulado con fluidez y soltura, apelando a un humor que se apoya en la construcción de personajes y en una potente narrativa. Ni gags forzados ni chistes fáciles, esos amparos de los que justifican su mediocridad en el “cine de género”.
De Caravana , tan disfrutable para el espectador común como para el cinéfilo más exigente, demuestra que, si hay talento, es posible hacer películas populares no populistas.
La acción se dispara durante un recital de la Mona Jiménez: registro documental combinado con ficcional. Ahí, Juan Cruz (Francisco Colja), joven fotógrafo de clase media, moderno, con pretensiones intelectuales, retrata un mundo ajeno y pintoresco. Hasta que conoce a Sara (Yohana Pereyra), atractiva morocha cuartetera que arrastra una historia densa. Ella termina posando para él en una casa/estudio, hasta que Juan Cruz se da cuenta de que le robaron algo y le dice a un amigo por teléfono: “Seguro que fue uno de estos negros de mierda”.
Luego, la trama nos arrolla a ritmo sostenido, sencillo y sin alardes -como la música de Jiménez-, con notables personajes, incluidos los secundarios, sin obligarnos a tomar posiciones morales ni sociales, pero sin ser ingenua. Muchas veces, el humor surge de un modo lateral; muchas otras, como sutil epílogo de un plano que parecía que iba a cortarse antes. Delicados remates, como el del final de este filme lúcido y reconfortante.