(Anexo de crítica)
Es curioso conocer gente y ver que hacen en determinados momentos de sus vidas y relaciones esfuerzos inhumanos por tratar de mantener viva la llama de lo que en algún momento tenían como pasión. Algunas parejas deciden tener un hijo (decisión tomada en conjunto o por alguna de las partes), otras deciden continuar soportando cualquier cosa “por los chicos”, y en algunos casos hacen un viaje.
“DE JUEVES A DOMINGO” (Chile, 2012, de Dominga Sotomayor) arranca con ese planteo, una pareja en crisis decide viajar con sus hijos para ver si pueden arreglar sus diferencias. Pero es sabido que por más viaje que uno emprenda, los problemas acompañan y eso es lo que le pasa a la pareja protagónica.
Los hijos observan todo desde el asiento de atrás. Acompañan e intentan pasar el rato de la mejor manera con juegos y canciones. El paisaje pasa por los vidrios de las ventanas. Y los problemas se instalan en el vehículo.
“De jueves a domingo”, ópera prima de Sotomayor, recupera la nostalgia de otros tiempos y de algo que no volverá a ser en plan road movie. Toda la película invita a rememorar las horas compartidas durante un largo viaje en automóvil. Espacios y situaciones reconocibles y universales (peajes, ruta, parar el viaje para hacer pis, las personas que “hacen dedo”, los sándwiches de ocasión, el sonido del viaje, los ruidos de los camiones y autos pasando a alta velocidad, el inagotable “PAPA CUANTO FALTA”).
En este viaje el auto se divide en dos partes. Atrás es el lugar de la fantasía, lo lúdico, la diversión. Adelante es el lugar del problema, de la discusión, la presión, de la mentira. La lectura del filme puede hacerse desde ambas posiciones.
La película además recupera la oralidad del relato, tan presente en aquellas travesías de varias horas. Así nos enteramos de la historia del hombre que perdió a su familia en un accidente y desde ese momento vive en la ruta y se alimenta gracias a la solidaridad de la gente, o la historia de la vez que el protagonista de niño se sumergió en aguas profundas del mar y luego de que varias olas lo sacudieran se separó por un momento de su alma.
La música destaca momentos clave de la cinta, el fogón es el lugar en el que se recuperan clásicos de la música latinoamericana, y también será disparador de nuevos conflictos maritales por la cercanía de un amigo de la mujer en el espacio. También en la voz de la niña, desde su ingenuidad, se podrá comprender la complejidad de este personaje.
Nostalgia por algo que fue y que ya no será. El sexo como mecanismo de retención. La aridez como metáfora del alejamiento de las personas. El auto como nexo de historias. La niñez como lugar de inocencia. Tópicos que hacen de “De jueves a domingo” una gran opción para ir al cine.
Otra muestra que el cine chileno goza de muy buena salud.
“De Jueves a Domingo” se puede ver hasta el 5 de mayo con un estreno limitado en la Sala Lugones de Centro Cultural San Martín (22 horas) y en la Cinemateca SHA (17 horas).