Tras filmar con cineastas como Matías Piñeiro, Mariano Llinás, Hugo Santiago y Santiago Mitre, y de desarrollar una amplia trayectoria en las distintas facetas de la creación teatral, Romina Paula debuta en la dirección con una película que combina elementos del documental autobiográfico y del ensayo familiar (con viejas diapositivas incluidas) con aspectos puros de la construcción ficcional.
En principio es la propia Romina Paula quien aparece en cámara junto a su hijo Ramón, de cuatro años, y a su madre. Ella ha regresado a Buenos Aires tras vivir en Córdoba en medio de una crisis con su marido (Esteban Bigliardi) que podría o no ser definitiva.
El film se asienta en la relación que se establece entre la abuela, la madre y el pequeño, y en cuestiones como el protagonismo del idioma alemán, pero también en las charlas de Romina con sus amigas (como Mariana Chaud), el coqueteo tanto con hombres (por allí aparece Pablo Sigal) como mujeres, y esa sensación contradictoria de frustración que significa volver al hogar materno cuando se está cerca de los 40 años y de liberación al poder dejar a su hijo al cuidado ajeno por unas horas y recuperar la vida nocturna, las fantasías, la aventura.
El resultado es un relato no exento de riesgo, pero al mismo tiempo sostenido por la sensibilidad y la convicción de Paula a ambos lados de la cámara. Moderna y experimental sin ser ostentosa, visceral sin caer en el egotrip, De nuevo otra vez acepta sus limitaciones (no hay grandes alardes en el terreno formal) para concentrarse en lo que mejor le sienta: el registro más puro, cristalino y honesto posible.