Si en sus tres novelas -¿Vos me querés a mí?, Agosto y Acá todavía- Romina Paula entremezclaba la ficción y la literatura del yo, en su debut como cineasta ahonda el procedimiento. De nuevo otra vez utiliza elementos de ficción, pero es cine del yo en tanto y en cuanto Paula es la protagonista y dos de los coprotagonistas son su madre y su hijo, los tres haciendo de sí mismos, y lo que se analiza, en primera persona, son experiencias autobiográficas: la maternidad y la crisis de los 40.
La situación planteada es el regreso de una mujer, con su hijo de tres años, a la casa de su madre. Ella, que vive con el padre del niño en las sierras de Córdoba, duda entre tomarse esta estadía en Buenos Aires como unas vacaciones o como el primer paso de una separación definitiva y el principio de una nueva vida. Es un momento de zozobra: desde que fue madre, su imagen de sí misma se fue desdibujando hasta entrar en crisis. A partir de ese resquebrajamiento, todos sus deseos tambalean.
Las situaciones que atraviesa Romina (los personajes tienen el nombre de sus intérpretes) muestran su búsqueda por reencontrarse con quien alguna vez fue y ya no volverá a ser: alguien casi sin obligaciones y con pocas preocupaciones más que pasarla bien con sus amigos. Pero el tanto el nacimiento de Ramón como el paso del tiempo (la adultez) cambiaron todo para siempre.
Esas escenas costumbristas alternan pasajes de intrascendencia con algunos diálogos ricos. O monólogos, como ese mensaje de audio en el que Romina describe crudamente la desesperación que le produce la existencia de un ser que depende de ella: la idealización de la maternidad se hace añicos en un minuto.
Entre las escenas hay intercalados monólogos de los personajes, y también se proyectan diapositivas de la familia de Paula mientras la voz en off de la directora repasa la historia de sus raíces. Estos textos -sobre la maternidad, el miedo y el deseo, la crisis de los 40- son los que contienen la carga ensayística de la película. Y que en definitiva la emparentan mucho más con la literatura que con el cine, como si De nuevo otra vez se tratara de la cuarta novela de Romina Paula, pero en un soporte audiovisual.