Romina Paula compara la maternidad primero con el Santo Grial, luego con una carrera de postas. Correcciones como ésta enriquecen el ensayo que la actriz, escritora, ahora también directora de cine desarrolló en tanto ficción, con la participación medular de su madre y de su hijo en la vida real. El film se titula De nuevo otra vez: así, sin comas, acaso para reforzar la idea del relevo vertiginoso y sin pausa que describe tanto la prueba de atletismo como el circuito generacional del legado materno.
Paula dice y se desdice en esta suerte de reflexión en voz alta sobre las distintas dimensiones de la maternidad: la condición primigenia de hija; la conversión en madre; el impacto del ejercicio de este rol en el plano individual y en la pareja; la impronta familiar (en especial de la rama materna); la transmisión de una lengua históricamente materna (en este caso, el alemán).
La realizadora comparte el uso de la primera persona del singular con dos personajes femeninos y uno masculino. De esta manera evita la saturación que a veces provocan los ensayos cinematográficos exclusivamente autorreferenciales, y aborda el fenómeno colectivo y generacional que en el film aparece mencionado como “la revolución de las hijas”.
El título sin coma adelanta el discurrir de la conciencia que Paula emula a partir de un texto suculento y a la vez ágil. La contraparte visual descansa sobre fotos del álbum familiar y sobre la recreación de un presente insasible que Paula filma con mamá Mónica y el pequeño Ramón, y con el elenco que integran Mariana Chaud, Denise Groesman, Esteban Bigliardi y Pablo Sigal.
La contundencia discursiva del guión puede desanimar al público que prefiere las películas eminentemente visuales. Experimentarán una abatimiento mayor los espectadores indiferentes al cine que, de una u otra manera, con mayor o menor éxito, visibiliza los últimos cambios en la relación histórica entre feminidad, feminismo y maternidad.