Like Father, Like Son es de esas perlas de otros festivales que siempre pueden arreglarte el día. Sobre todo porque era jugar sobre seguro: cuatro veces van ya con ésta que el japonés Hirokazu Kore Eda pasa por Donosti – debió ganar la Concha de Oro al menos dos veces: con Still Walking que se fue de vacío de forma incomprensible y con Kiseki, que ganó Mejor Guión – y la gente es tan consciente de eso que cada vez que el amable director aparece para presentar una película la ovación y el cariño del público resultan abrumadores. Si encima no tiene la presión de concursar, pues mejor que mejor. Like Father, Like Son es una más de sus películas con niños de por medio. En este caso niños intercambiados al nacer en un hospital cuyos padres son informados del fallo cuando ya tienen cinco años, dejando a su arbitrio la decisión de volvérselos a cambiar cual cromos o quedarse como están...