Kore-Eda vuelve a retratar una historia familiar, como hiciera con Nobody Knows o Still Walking. En esta ocasión, la trama se centra en dos parejas a las que se les avisa que sus hijos han sido involuntariamente intercambiados en el hospital al nacer. Se plantean así las notables diferencias entre una familia adinerada y una más humilde, los distintos tipos de crianza, de involucramiento y exigencia frente a los niños. Mediante un litigio judicial, se busca la mejor manera de restituir cada niño a su familia original, cuestión sobre la que Kore-Eda se detiene meticulosamente. También se desliza el hecho de que los genes pueden determinar las conductas futuras como el desempeño profesional, lo que se pone en evidencia del lado de la pareja más fría, constituida por el empresario exitoso que traslada asuntos de su propia infancia a su hijo...