Querer es poder
La inclusión social y el cooperativismo educativo son los ejes centrales que Javier di Pasquo eligió para su documental De Trapito a Bachiller. Tres años que conmovieron al Gonza (2013). Un apasionante retrato sobre la vida de un trapito que luchó contra la corriente para incluirse en el sistema.
El Gonza era un trapito que vivía en la choza de un terreno baldío abandonado. Pese a la situación de calle y extrema pobreza en la que se encontraba decide terminar el secundario. Para ello asiste al Bachillerato Popular Maderera Córdoba que funciona en la fábrica homónima recuperada por sus trabajadores. El documental sigue el proceso educativo del Gonza que a lo largo de tres años sufre altas y bajas, pero a la vez funciona para adentrar al espectador en la denominada educación cooperativista.
El segundo film de Javier di Pasquo (El Yugo, 2008) cuyo guión pertenece a Fernando Krichmar y Omar Neri, es un acierto en todos los sentidos. Aunque sin duda su mayor virtud resulta la forma elegida para llevar adelante un relato dinámico que desde el comienzo atrapará al espectador por su simpleza y honestidad, sin ninguna otra pretensión que la de contar una historia entretenida, que pese a su carácter social y reflexivo se las ingenia para generar suspenso.
De Trapito a Bachiller. Tres años que conmovieron al Gonza fue filmado cronológicamente durante tres años. A lo largo de ese tiempo se verá el avance del Gonza pero también su retroceso, muchas veces provocado por la falta de contención de una sociedad individualista que no puede dejar de mirarse su propio ombligo. Por eso la elección de una escuela que pregona la solidaridad y los valores cooperativistas no es casual ni azarosa, siendo un factor determinante en el resultado final y la concreción de los objetivos. Tanto de él como de sus compañeros de curso.
El cine documental muchas veces peca de ser aburrido, contando historias interesantes pero con un lenguaje cinematográfico demasiado observacional donde no pasa mucho. Una forma que algunas veces le juega en contra a la hora de conseguir un mayor número de espectadores. De Trapito a Bachiller. Tres años que conmovieron al Gonza es todo lo contrario. Por eso a aquellos que apuntan a un cine élite o festivalero les pueda llegar a resultar demasiado “popular” o "efectista". Algo que el público sin duda agradecerá.