Con una verosímil y sensible interpretación de Clive Owen, De vuelta a la vida ofrece una historia mínima pero convincente que de alguna manera señala la reposición familiar del varón en la era contemporánea. Esta comedia dramática que ofrece una mirada acerca de las nuevas relaciones familiares, no niega la existencia previa de una Kramer vs. Kramer, pero el hecho de estar basada en la autobiografía de un periodista deportivo británico y fundamentalmente la sólida realización, le otorgan al film condimentos extras. El protagonista, tras la dolorosa y prematura muerte de su mujer, deberá lidiar con la crianza de un niño sin descuidar los grand slam de tenis, a lo que sumará el reencuentro con su hijo mayor, fruto de una relación anterior. Aún siendo desparejo, Scott Hicks es un director que siempre ha privilegiado historias interesantes en su filmografía, plenas de hallazgos y valores. Aquí retoma su buen paso luego de una olvidable remake (Sin reservas) y logra capturar momentos de cierta hondura, indudablemente emotivos, especialmente a partir de la aparición del hijo adolescente. Luego de haber protagonizado en los últimos tiempos films de acción o intriga, Owen cambia el registro para desplegar matices interpretativos intimistas y conmovedores, muy bien acompañado por los pequeños y talentosos actores George Mac Kay y Nicolas Mc Anulty.