De vuelta a la vida no supera la mediocridad del cine industrial de estos tiempos.
¿Cuánto tiempo es el que transcurre entre el torneo de Wimbledon y el abierto de Australia de tenis? Siendo generosos, 7 meses. Este es el tiempo en que Joe Warr, periodista deportivo residente en Australia, se entera que su adorada mujer tiene cáncer, enviuda, se hace cargo de su pequeño hijo, reanuda la relación con un hijo que abandonó en Inglaterra, casi se enamora de nuevo y reconstruye la relación con sus hijos, a partir de reconocer(se) su condición de padre que no pretende emular a la madre, ni olvidarse de sus deberes como tal. Para haber sido un egoísta ensimismado dependiente de una mujer adorable, parece bastante rápido.
La película es un melodrama que recorre uno a uno los clichés del género, sin desperdiciar la oportunidad de hacer un racconto generoso de la agonía de Kathy. Fuera de estas convenciones previsibles, no puede hallarse gesto alguno de creatividad u originalidad. La película evoluciona como es esperado, hacia donde es esperado, incluyendo un final con resolución de último minuto.
Clive Owen, un actor sin dudas talentoso, hace lo que puede, acompañando muy bien por dos jóvenes actores, que interpretan a sus hijos.
A veces para reír, a veces para llorar, De vuelta a la vida no supera la mediocridad del cine industrial de estos tiempos.