Concebido para saltarse todas las reglas, menos las indispensables que dan estructura lógica para narrar una historia, Deadpool -Tim Miller, 2016- supuso un salto en la pantalla grande a la hora de presentar un superhéroe que imprimiera dosis de irreverencia que excedieran las fronteras de lo políticamente correcto dentro del cine comercial convencional, rompiendo la cuarta pared dirigiéndose al espectador con naturalidad marginal y reciclando con humor múltiples referencias de la cultura popular.
En esta secuela, el superhéroe atípico, insolente, fuera de la ley pero autoconsciente de su condición y del que la audiencia ya conoce su capacidad para romper la cuarta pared, su cinismo y capacidad para revivir -algo que da libertad par jugar con el guión-, vuelve más agudo que en la primera e igual de divertida.
Tal vez le falta esa frescura inherente y sorpresa que tenía su predecesora, pero la capacidad de Ryan Reynolds para sacar humor del dolor y hacer de la auto parodia un arte burlándose de todo, continúa funcionando.
Con un argumento básico en el que Deadpool encontrara su verdadera familia de pertenencia, David Leitch -artífice de John Wick o Atómica- mantiene el estilo e incluso la brillantez de las secuencias de acción y su nivel de locura y violencia -aunque se aprecian menos menciones al tema sexual-, en una historia donde lo que importan son los gags, las referencias múltiples a Marvel -especialmente los X-Men y Lobezno - y bolas de fuego para DC, Disney y otros referentes de la cultura popular.
Regresa Coloso -Stefan Kapicic-, Morena Baccarin, como esposa de Wade/Deadpool, la joven Brianna Hildebrand -como Negasonic Teenage Warhead- y se incorpora una figura femenina a recordar para próximas entregas en la piel de Zazie Beetz como Dominó. Pero el coprotagonismo se lo lleva Cable -Josh Brolin-, parodiando a Terminator y del cual no descartaría un spin-off, siendo uno de sus puntos mas débiles Puño de fuego -Julian Dennison- con una falta de carisma total.
Deadpool 2 se divierte jugando consigo misma y hace lo mismo con el espectador durante sus dos horas, en una solida comedia de acción, violencia y superhéroes políticamente incorrectos que incluye hasta una pegadiza canción de Céline Dion.