En 2016, el estreno mundial de Deadpool supuso una de las experiencias más estimulantes de esa temporada. A su vez, el inicio de la saga alcanzó altísimos niveles de rentabilidad, inusuales para una película prohibida para menores de 16 años. El personaje más desopilante de la factoría Marvel, creado hace casi tres décadas por el guionista argentino Fabián Nicieza y el dibujante estadounidense Rob Liefeld, vino a completar lo que otras franquicias de superhéroes venían insinuando: un auténtico festín, propulsado a puro motor de parodia y gags autorreferenciales. Ahora, el éxito vuelve a sonreírle al bribón enmascarado, que lleva dos semanas consecutivas en el número 1 de la taquilla argentina, encaminándose al millón de espectadores.
El querible rufián interpretado por Ryan Reynolds dejaba hace un par de años, la vara bien alta para un platillo más recargado y suculento. Si el film debut contó con un guión ultra compacto, que no solamente brilló por sus bromas desopilantes, sino también por la aceitada mixtura con espectaculares secuencias de acción y hasta una inspirada cuota sentimental; este segundo platillo ofrece algunos condimentos repetidos y se la juega más por la pirotecnia visual, con un despliegue más impactante que el del capítulo inicial de la saga, pero un sabor final menos diverso.
Nuevamente, el mutante enfundado en su ajustadísimo traje rojo, aterriza en las salas con una calificación de película apta para mayores de 16 años. Una censura excesiva, tanto para el primer episodio como para este nuevo, ya que de la no visible boca de Deadpool pueden salir todo tipo de bromas políticamente incorrectas, porque el tono es siempre juguetón; nunca espeso ni cínico. Eso sí, en esta entrega hay mayor cantidad de sangre y tripas revoleando por la pantalla, pero también en un registro más zumbón que ultraviolento.
Sobre la trama, no conviene anticipar mucho. Solamente decir que si la primera parte se enunciaba como una historia de amor, esta otra tiene que ver con la posibilidad de formar una familia. La premisa obviamente, viene acompañada de un suculento menú de gags para el disfrute de todo nerd del mundo de los superhéroes, y para los bien ganados fans de esta incipiente y algo insurrecta saga. La insurrección es parcial, porque más allá del banquete de momentos hilarantes, con divertidos dardos de ironía hacia franquicias como X-Men y Star Wars, Deadpool también sigue varios preceptos del manual de estos productos, cuyo principal mandato es por supuesto; sacarle el jugo al desfachatado mutante que tiene algunos episodios adicionales más que asegurados.
Lo que también se puede decir, sin spoilear por demás, es que Deadpool 2 vuelve a la carga con algunos ganchos, que acusan el desgaste típico de todo chiste que se cuenta en versión repetida. Ejemplo: la caída desde gran altura de algún héroe que aterriza en el suelo apoyando canchera (y dolorosamente) una rodilla. El juego con el universo de la música pop vuelve a dar presente, esta vez en versión potenciada, con inserciones ultra precisas de hits de los '80 como If I could turn back time, de Cher; y We belong, de Pat Benatar. Los momentos en los que se filtra alguna escena de la legendaria película Yentl, con Barbra Streisand, también rankean alto. Pero a veces, las referencias son tan finas, que el subtitulado local se ve obligado a cambiar algunas figuras para que los bromas funcionen, por ejemplo sustituir a Dave Matthews por Ricardo Arjona.
Cuando la película se desata de sus propias convenciones, regala sus secuencias más creativas, que aquí sólo serán enunciadas en clave: "piernas de bebé" y "reclutando un efímero batallón". Por más de que el film vuelva sobre bromas repetidas o premisas como la de romper la cuarta pared, con el personaje central hablándole de frente al espectador; es casi imposible no pasarla bien en Deadpool 2.
Inevitablemente, el factor sorpresa con respecto al debut acusa un leve declive, y el guión también es menos compacto y contundente. Así y todo, un buen puñado de momentos siguen cotizando alto en el cada vez más abúlico panorama del cine de Hollywood industrial. Y más si en medio del frondoso despliegue de productos de estas características, aparecen personajes como el de Domino (Zazie Beetz), una chica cuyo superpoder es "tener suerte", y se lleva puesto al mismísimo Cable (Josh Brolin), el cyborg que prometía ser la gran atracción de esta entrega. Son estos hallazgos, y jugosos cameos como el de Brad Pitt, los que permiten mantener bien encendida la llama. Esperamos nuevas andanzas del adorable patán enfundado en su irresistible traje de lycra roja.
Deadpool 2 / Estados Unidos / 2018 / 118 minutos / Apta para mayores de 16 años / Dirección: David Leitch. Con: Ryan Reynolds, Josh Brolin, Julian Dennison, Zazie Beetz.