Deadpool 2 es uno de esos pocos casos en los que la secuela supera a la película original. El regreso del superhéroe zarpado y gracioso que interpreta Ryan Reynolds tiene secuencias de acción impactantes, un villano sólido, personajes secundarios atractivos y un humor un poco más afilado.
El film de David Leitch mantiene un buen equilibrio entre acción y comedia con algo de drama con una historia en la que el superhéroe tiene que superar lo que ha perdido pero también a la posibilidad de mejorar, ayudando a un adolescente con superpoderes que corre el riesgo de seguir el mal camino, interpretado por el talentoso Julian Dennison ( Hunt for the Wilderpeople).
Una de las secuencias iniciales, un montaje en el que Deadpool elimina enemigos mientras suena "9 to 5", de Dolly Parton, establece el estilo para las escenas de acción, en las que el ritmo acelerado de edición no impide una narración clara y las peleas tienen una cualidad más terrenal, aún cuando hay superpoderes involucrados en el acto.
El villano Cable se mantiene en un registro fuera del humor y eso también aporta a la fuerza dramática de la película. Además, está encarnado por Josh Brolin, candidato al premio al mejor villano del año por este trabajo y por Avengers: Infinity War.
El humor ya conocido de Deadpool, que rompe la cuarta pared y hace múltiples referencias a la cultura pop, está mejor desarrollado en esta segunda entrega, aunque no evita la canchereada excesiva y el chiste fácil.