Ni bien la primera parte de Deadpool se convirtió en un inesperado éxito, la noticia se esparció por las redes y, claro, no fue ninguna sorpresa: su secuela ya se encontraba en pre-producción, con buena parte del mismo equipo creativo detrás de cámara. Pero muy pronto las cosas comenzaron a cambiar, cuando Tim Miller, director de la original, decidió abandonar su puesto debido a “diferencias creativas” con su estrella, Ryan Reynolds, y junto a él se enfilaron otros miembros claves del éxito de la primera parte (fundamentalmente, el compositor Junkie XL, que adornó el film con su música). Aunque esto suele ser un claro indicador a la hora de predecir una catástrofe, felizmente Deadpool 2 es, al igual que su anterior película, una clara excepción a la regla. Aún después de otras buenas películas de superhéroes como Logan (curiosamente, del mismo estudio), el mercenario de malos modales se sigue sintiendo como una bocanada de aire fresco entre tanto suuperhéroe marca Disney. En definitiva, el personaje de historietas que encontró su mejor rostro en Ryan Reynolds (la segunda vez que lo intentó, claro), baila al compás de la misma música taquillera, pero sus pasos le deben más al absurdo kitsch de Flashdance que a las coreografías sanitizadas de High School Musical.
Secuela directa de su original, el film del nuevo realizador David Leitch (co-director de John Wick) retoma inmediatamente donde la primera parte dejó: Deadpool continúa su trabajo de justiciero, regresa a su hogar, besa a su esposa y hablan de ampliar la familia. Pero las cosas no salen del todo bien, y una banda de criminales se cobra venganza asesinando a la pobre Vanessa. La banda sonora le da “play” al momento dramático, y por un instante (sólo por un instante), parece que la película va a tomar ese camino. El del superhéroe abatido, que debe reencontrarse y redefinir su rol en la vida. Y aunque el guión utiliza esa estructura narrativa clásica y predecible, esto es Deadpool al fin y al cabo, y cada cliché es consciente de su status: los chistes que rompen la cuarta pared están a lo orden del día, y cada vez que algo predecible sucede, es el mismo personaje quien lo critica por nosotros.
Deadpool 2 es un notable triunfo como secuela, porque no defrauda a los fans de la original, a la vez que utiliza responsablemente su carga de “segunda parte” como para ampliar su propio universo, pero sin caer en sobreestilizaciones o explosiones de efectos especiales innecesarios. Si bien se nota el mayor presupuesto, éste nunca se mete entre el guión y la diversión que están transmitiendo sus protagonistas.
Completan el reparto las mismas caras de la original (Morena Baccarin como Vanessa, Brianna Hildebrand como Negasonic), pero destaca por sobre los demás Josh Brolin como Cable, segundo villano del mundo Marvel interpretado por el actor de No Country for Old Men en menos de un año.