Cuando en 2016 se estrenó Deadpool nos agarró a todos desprevenidos y nos pasó por encima con toda la fuerza.
¿Cómo era posible que una película de superhéroes sea así de descabellada? ¿Cómo era posible reír tanto rompiendo la cuarta pared?
Ryan Reynols y los realizadores nos enseñaros que se podía usar lo mejor del personaje e ir un paso más allá de la parodia. Creando algo nuevo.
Batió varios récords y se le dio luz verde automática a la secuela, que incluso fue anunciada en la escena post créditos.
Una gran pregunta (y también miedo) que teníamos era si se podía repetir el éxito, dado a que en esta oportunidad falta el factor sorpresa y novedad.
La respuesta es más que satisfactoria, porque no solo cumple, sino que redobla la apuesta a niveles increíbles.
Me dolieron los cachetes de tanto reírme por su irreverencia y por ir a lugares que no podés creer.
Ryan Reynols vuelve a demostrar que nació para interpretar a este personaje. Esta vez sin introducción y brillando desde el minuto uno.
Asimismo, está muy bien escoltado por Josh Brolin. Definitivamente ésta es la temporada del actor, ya que interpreta a Thanos en el Universo Marvel y aquí al mutante viajero del tiempo Cable.
Una gran duda que había entre los comiqueros era cómo iba a funcionar este personaje de corte más serio con Deadpool, pero fluye muy bien. Porque si bien hace algún que otro chiste, mantiene perfil más callado y de contraste.
La secuela también dio la posibilidad de explorar un poco más el universo “lado b” de los X-men.
Así es como aparecen Domino (Zazie Beetz), Zeitgeist (Bill Skarsgård), Bedlam (Terry Crews), entre otros. Y también regresan Negasonic Teenage Warhead (Brianna Hildebrand), y el genial Coloso.
Esta es la segunda película que dirige David Leitch, luego de su debut el año pasado con Atomic Blonde.
Y no se sintió la falta de Tim Miller, lo que hace que te des cuenta que la magia radica exclusivamente en el guión y su protagonista.
Y sin desmerecer el laburo del director, aquí fue un brazo ejecutor que coordinó muy buenas escenas de acción.
Deadpool 2 es una verdadera fiesta, dos horas de pura risa a costa de la cultura cinéfila, comiquera y pop.
Y algo no menor porque enaltece la experiencia es que posee la mejor escena post créditos de la historia. Ni se les ocurra levantarse de la butaca sin verla(s).