En 2016 tuvimos la oportunidad de enfrentarnos a una película de superhéroes distinta a las que veníamos viendo desde hace mucho tiempo. Ni tan oscura, ni con chistes naife o forzados, sino que se basó en la irreverencia de su personaje para atrapar a todo el público.
“Deadpool” vuelve este jueves con su secuela, que se encuentra a la altura de su antecesora, con el mismo humor, una trama más “profunda”, más acción, más personajes, cameos sorprendentes y todo lo que se le puede pedir a un film de este estilo.
En esta oportunidad, Deadpool va a tener que reunir a un grupo de mutantes para ayudarlo a proteger a un pequeño con poderes, quien será buscado por Cable, un soldado que viene del futuro, para matarlo por el camino oscuro que decidirá tomar.
En esta nueva entrega nos encontramos con el mismo sentido del humor que nos divirtió y deslumbró en 2016. Todo lo que no se atreven o no pueden decir las películas de superhéroes, la autorreferencialidad, la ruptura de la cuarta pared, los chistes y las chicanas para todo el mundo (otros films de este estilo, a la compañía productora, al propio Ryan Reynolds, a otros actores o personajes, etc.) Nuevamente estamos frente a dos horas a pura risa, mediante una forma atrevida e irreverente de abordar temáticas polémicas como el abuso, el racismo o la pedofilia, de la cual la cinta sale airosa porque ya cruzó un límite sin retorno donde todo puede ser fuente primaria para una broma.
Además de la gracia, “Deadpool 2” se permite ser un poco más sentimental y profunda que su antecesora, poniendo a su protagonista en situaciones complejas y decisivas. No solo tiene que dejarse llevar por su actitud traviesa, sino reflexionar sobre sus relaciones y su lugar en el mundo, obviamente siempre desde un costado divertido.
Con respecto a la acción, en este caso tenemos varias escenas donde se desarrollan coreografías bien logradas, sobre todo durante los primeros encuentros entre Deadpool y Cable. Tal vez por momentos se abusa un poco de la utilización del CGI, pero incluso la propia película se burla de esto.
La mayoría de los personajes conocidos en la primera entrega vuelven para la secuela, con una mayor internalización y un lugar más predominante, principalmente porque, si bien Deadpool sigue siendo el protagonista indiscutido, necesita de sus secuaces y amigos para poder llevar a cabo su misión. Asimismo, tenemos la incorporación de dos roles importantes dentro de la trama, como lo son Cable y Domino. Aunque no nos encontramos con un gran desarrollo de sus papeles, el pantallazo de su contexto sirve para comprender sus motivaciones y personalidades y dejar su impronta en la historia.
En este sentido, se suman Josh Brolin (que viene de interpretar increíblemente a Thanos en “Avengers 3”) como Cable, Zazie Beetz (“Atlanta”) como Domino y Julian Dennison como el joven mutante Russell. Los tres aportan personajes muy diferentes y relevantes para la trama, realizados de una manera muy correcta. Brolin compone un papel muy duro y serio, mientras que Beetz brinda su frescura y naturalidad y Dennison su inocencia y fortaleza. De Ryan Reynolds ya no queda más nada por decir, nadie encarnaría mejor el papel de Deadpool que él.
Si hay que mencionar algo que no funciona del todo o que genera un efecto ambiguo es el subtitulado del film. Durante varios pasajes nos encontramos con algunos diálogos que no concuerda lo que se dice con lo que se lee. La decisión principal es para adaptarlo a nuestra cultura y para tener un mayor impacto en los chistes (ya que probablemente estén basados en gente que no conozcamos o no tengan tanto sentido en el idioma original para nosotros), pero queda extraña esta discrepancia, provocando la distracción del espectador.
De todas maneras, esto no impide que la cinta sea más que satisfactoria y que deje muy conformes a los fanáticos de Deadpool. El film consigue brindarnos todo lo que nos aportó su antecesora (su humor negro y atrevido, su originalidad, su violencia, sus secuencias de acción) pero además de repetir la fórmula le agrega la incorporación de buenos personajes que se amalgaman perfectamente al elenco, más sensibilidad y una trama con un mayor contenido.
Bonus track: Y recuerden como siempre no irse del cine sin ver las escenas post-créditos que, si bien tal vez no haga tanto a la historia ni al adelanto de otra película en sí, los hará reír como nunca.