Deadpool

Crítica de Fernando Sandro - El Espectador Avezado

Después de muchas idas y venidas, finalmente Deadpool logró tener su propia película: Las dudas, sobre todo luego de su fallida intervención secundaria en X-Men Origins: Wolverine abundaban, más aún cuando se anunció que repetiría el mismo interprete, Ryan Reynolds, cuyo currículum poniéndole la piel a superhéroes no era el mejor.
El personaje no es de los más sencillos en llevar a la pantalla, prueba de ello el fallido intento en aquel film de Gavin Hood. Entonces, lo primero que hay que decir para tranquilidad de los fans; la prueba ha sido superada.
Deadpol es un film que no engaña. Desde sus primeras imágenes promocionales, sus múltiples y llamativos afiches, y trailers; podíamos adivinar cómo vendría la mano. Estamos frente a una comedia más que a un film de acción o aventuras (llamar a Deadpool Superhéroe sería complicado).
Desde los “originales” créditos iniciales (prepárense para tararear el clásico naif Angel of Morning durante días), uno de los mejores momentos del metraje, la sonrisa se instala en la cara y la carcajada se suelta a raudales sin abandonarla nunca. Estamos en medio de algo no convencional.
Wade Wilson/Deadpool le habla a los espectadores, se ríe de todo, provoca, maneja referencias constantes a la cultura pop, se mofa de su productora, de su universo comiquero, de los clichés típicos de toda película de este género, y principalmente apunta sus mejores dardos al mundillo de Hollywood, Hugh “Wolverine” Jackman, y Ryan Reynolds, el actor detrás de la máscara.
La historia es sencilla, y quizás ese sea el punto debatible del asunto. Mediante constantes flashback nos presentan a Wade Wilson (Reynolds), un matón y asesino a sueldo de poca monta pero eficacia comprobada. Es una historia de amor (y una bastante buena en tiempos de San Valentín), en un bar conoce a su enamorada Vanessa (Morena Baccarin, dando justo en la talla para los requerimientos del personaje), la atracción es inmediata, pasan los años, se fortalecen, llega la desgracia.
A Wade le descubren cáncer con metástasis varias, sin ninguna solución, por lo menos no de las tradicionales. En el bar de su amigo hace su aparición un hombre de traje que propone curarlo haciendo despertar los genes mutantes en él (es el universo de X–Men) para que luego se una a una supuesta liga.
Desesperado acepta, pero las consecuencias son terribles, el científico y villano principal Ajax/Francis (Ed Skrein) lo somete, tortura y desfigura su rostro. De ahí en más, a la utilización del traje, la desaparición de la sociedad, y la búsqueda de venganza ya convertido en Deadpool, un implacable asesino a sueldo.
Decimos que el argumento es lo más debatible, porque allí dónde Deadpool brilla en sus dardos cómicos, no es tan eficaz cuando de aventura se trate. Sus villanos, sobre todo el principal, Ajax, adolecen de peso narrativo y escénico. Las escenas de acción son resueltas de modo apenas correcto, discreto. Algo similar sucede con los dos X-Men que aparecen en pantalla Colossus (voz de Stefan Kapicic) y Negasonic Teenage Warhead (Brianna Hildebrand). Como se burla el protagonista, son personajes de segunda línea, sin mucho más para agregar. Como si todo girase alrededor de Wade/Deadpool y sus constantes y muy eficaces humoradas, todo está puesto al servicio de ello, y lo único que sobresale es Vanessa por la solvente labor de Baccarin, su imponente presencia en pantalla y la química que logra con Reynolds.
Lo fundamental es que tal y cómo está concebida la propuesta, esta falta de peso argumental, no perjudica en gran medida al resultado del film del debutante Tim Miller. Deadpool es una comedia, uno entra a la sala a ver eso, y en ese aspecto, brilla, es novedosa (la ruptura de la cuarta pared, y la autoconciencia de “ser una película” es un hallazgo perfecto para la complicidad) y nos hace pasar una estadía muy placentera.
Reynolds está a la altura de la circunstancia, y hasta aporta algún peso dramático en las contadas escenas serias; logra reivindicarse luego de tres intentos infructuosos en el mundo de lo heroico.
Deadpool probablemente sea un film menor no destinado a ser el tanque más grande del año (para eso, su productora Fox tiene otra entrega de la saga X-Men); ni siquiera intenta serlo. Es un pasatiempo alegre, zafado, irreverente, lleno de doble sentido (ojo padres que se tienten frente a la posibilidad de las copias dobladas), y brioso. Tal cual los orígenes del comic, violencia y carcajadas en dosis similares. Ideal para un balde gigante de pochoclo.