Sí, es divertida. Es un film de superhéroes que al mismo tiempo parodia -aunque es una parodia menor, no el disparate cómico- el cine de superhéroes, aunque -paradoja- es fiel al personaje tal cual aparece en las historietas (es decir, Deadpool es idéntico en la página impresa). Lo que vuelve a la película, al mismo tiempo, una reproducción casi “qualité” de una obra previa. Dicho esto, el defecto primordial de la película consiste en que se cierra en sus posibilidades cómicas. Pero también ese es su mayor virtud: revisar los lugares comunes de una forma de relato que hoy se ha vuelto quizás demasiado canónico. En ese sentido es un film más oportuno que bueno. Ahora bien: ¿puede haber un “Deadpool 2”? Aunque Hollywood está dispuesto a hacerlo, en realidad, no. La broma -que incluye el “otro lado” del superhéroe, con sexo, sangre, alcohol, drogas y malas palabras prolijamente dispuestos- se acaba cuando se acaba la película. Un poco de aire fresco, sin dudas, pero cuya efectividad consiste en que sea irrepetible. Sí, Ryan Reynolds está bien.