Ryan Reynolds nació para interpretar a Wade Wilson, Deadpool, el "merc with a mouth". Fue una desgracia mayor para todos los involucrados en X-Men Origins: Wolverine que el resultado de la presentación del personaje haya sido tan tibia, en comparación con la explosión de violencia e hilaridad con la que Wilson siempre contó. Deadpool entonces es una inestimable cuerda de salvación tanto para el mercenario como para la carrera superheróica de Reynolds, para quien finalmente la tercera es la vencida tras los fracasos de Origins y Green Lantern.
Mucho de lo que hace a la película debut de Tim Miller transformarse en una verdadera fiesta cinéfila es la luz verde que le dio Fox a él y a sus guionistas Paul Wernick y Rhett Reese (Zombieland, G.I. Joe: Retaliation) para hacer lo que se les caiga en gracia. Con un presupuesto relativamente pequeño para una entrada del universo Marvel o X-Men -$58 millones- la colaboración del trío se las tiene que arreglar para representar al personaje y conectar lo suficiente con el universo compartido superior a base de puro corazón. Ya desde la campaña promocional se veía venir una película de superhéroes diferente, pero a la vez el estudio fue cauteloso con un film "pequeño" dentro de los parámetros usuales, cosa de que si no llega a funcionar, se cubran sus propias espaldas. Pero Deadpool tiene que andar bien a toda costa. Cualquier falencia o carencia que el proyecto posea, se la disfraza con una cantidad ingente de chistes y referencias que destrozan simplemente la cuarta pared, donde se lo hace partícipe al espectador en todo momento. Hay momentos en los que la platea se estará partiendo tanto de la risa que no prestará tanta atención a los detalles. Y eso, aunque a veces daña, no es el caso de Deadpool.
Desde los mismos títulos del comienzo y la aplastante secuencia inicial, estamos claramente frente a la atípica entrada en el mundo Marvel que hasta ahora, nunca habíamos presenciado. En la televisión, Daredevil y Jessica Jones allanaron un poco el camino, y gracias a Fox tenemos una comedia restringida con todos los condimentos de un cómic presentes. Todo lo que siempre quiso ser una adaptación comiquera y nunca pudo por cuestiones comerciales -mientras más gente vea la película, mejor- hoy es realidad. La historia de orígenes es bastante simple y está contada a dos tiempos, algo bien sencillo para presentar al personaje y en un futuro aumentar la realidad del mundo donde camina Deadpool. Repito, hay que hacer maravillas con un presupuesto acotado, y desde el guión Wernick y Reese se sacan un sobresaliente, y el debut de Miller como director ya venía augurado desde esa inolvidable secuencia de créditos en The Girl with the Dragon Tattoo de Fincher. Miller, siendo un creativo visual y artista de tales efectos, tiene la suficiente visión para acompañar con impactantes y grotescas secuencias de acción al Merc y sus acompañantes, en este caso el mutante Coloso que ya todos conocemos de la saga X-Men y la joven Negasonic Teenage Warhead, una muchachita con energía de sobra.
De más está decir que Reynolds está fabuloso como Deadpool. Se nota a la legua que ha nacido para interpretar A Wade Wilson, que no quedó conforme con su primera aparición y que ha hecho lo imposible por contarla bien de una vez por todas. Como comediante siempre tuvo esa facilidad para entregar líneas a toda velocidad, y como héroe de acción, siempre sigue probando sus límites. Como contrapartida humorística, el siempre talentoso T.J. Miller actúa como mejor amigo y confidente de Wilson, siempre dispuesto a un ping-pong de improvisación, mientras que en la parte de acción el villano Ajax de Ed Skrein parte y reparte para todos lados, siendo un villano un tanto tranquilo pero funcional a la trama. Por el lado de las féminas, Morena Baccarin se divierte bastante como el interés romántico del antihéroe luego de su paso dramático por la serie Homeland, mientras que Gina Carano vuelve a aportr su granito de arena como heroína de acción y la joven Brianna Hildebrand también se divierte con su mutante X de mal carácter.
Deadpool es un conjunto de viñetas de cómic que cobran vida en la pantalla grande. Es un festín de guiños, comentarios, acción, violencia y más violencia, todo lo que un cómic tiene que ser, sin filtros, sin tapujos. Es una verdadera fiesta que no le hace asco a nada y a la cual el término irreverente le queda corto. Bravo por Reynolds, que finalmente logró su cometido y con creces.