Deadpool

Crítica de Mariano Ojeda - El Lado G

Ryan Reynolds tuvo su tercera oportunidad para interpretar a un superhéroe y no la desperdició. En realidad, poco de héroe tiene este personaje salido de las viñetas de Marvel en los 90, pero dada la invasión de adaptaciones comiqueras en la última década, tener tu propio personaje en alguno de los tres universos (Disney, Fox y Warner) es una oferta difícil de rechazar, sobretodo si vas en busca de la revancha.

Deadpool es una explosión de humor, chistes subidos de tono, sangre y mucha conversación con sí mismo y con los espectadores. La película dirigida por Tim Miller sobresale del resto de las superheróicas porque responde a una consigna diferente: reírse de sí mismo y del mundo real. Uno de los recursos más utilizados en el film es el poder cruzar la cuarta pared y encontrarse con el público, lanzarle un chiste directo camuflado de amenaza o comentario con respecto a la situación vivida en cada momento y cuanto más escatológico mejor.

A diferencia del cómic, donde va por todos lados haciendo lo que quiere, aquí hay una misión bien definida, lo que lo hace más entretenido: venganza y amor (lástima el modo de cómo fue tratado este último). La experiencia con este tipo de films es que cuando llegue la secuela (que seguro existirá), el potencial del personaje se explotará aún más. Este es sólo el primer intento de un Deadpool genuino en pantalla, con película propia, y salió más que airoso. Quien ya conoce al álter ego de Wade Wilson sabe lo que le espera en la sala de cine. Para quien no, y si todavía existe alguien que aún no sepa cuál es el estilo del superhéroe después de su gran campaña de publicidad, se encontrará con una película distinta de un personaje que saltó de las viñetas a la pantalla grande.

Por el lado de Ryan Reynolds, no sólo se compromete con el papel, sino que parece haber nacido para él. Luego de ya haber interpretado en 2009 al personaje (una aberración más parecida a Baraka de Mortal Kombat que al verdadero Wade Wilson), parece que la redención para el actor es la que él y los fans esperaban. ¿Cumple con todo lo que se espera del personaje? Con creces. El actor encarna a Deadpool de forma orgánica, al mostrar que todos sus esfuerzos para lograr hacer esta película rindieron frutos. Todo en este largometraje es una carta de amor de los involucrados en la producción al simpático individuo de Marvel. Mucho también tiene que ver la campaña de marketing elegida para promocionar la película: tráilers, spots, pósters, tarjetas de navidad, apariciones en diferentes programas de TV, todos con la impronta del superhéroe y el traje tan bien logrado, fueron algunas de las herramientas para ayudar a Reynolds a convertirse en el verdadero Deadpool.

Tim Miller debuta en el cine como director de largometraje con una marca registrada que seguro le abrirá puertas por su estilo bien marcado a la hora de filmar. Miller explota con solvencia las cualidades de Deadpool, como poder hablar de la franquicia de Fox, de personajes y hechos de la vida real, así como también del pasado del personaje en la pantalla grande. Sobran las referencias sexuales y a los estupefacientes, pero por eso fue calificada para mayores de 16.

La inclusión de los dos X-Men, Coloso y Neegasonic Teenage Wardhead, no es sólo una excusa para mencionar que Deadpool también fue parte de la franquicia mutante y que hay varias conexiones que a futuro pueden llegar a unirlos, sino que también funcionan en las partes de acción y una excusa para reírse de la propia franquicia cuantas veces se lo tenga permitido. Coloso, interpretado por Stefan Kapicic (previamente encarnado por Daniel Cudmore) está muy bien logrado desde su acento hasta el efecto metálico de su piel y su función como partner -por momento es exquisita-. Por el lado, la aprendiz mutante Neegasonic, también resulta ser un testing para ser incluida en alguna futura película de X-Men, X-Force o la secuela de Deadpool, que seguro ya deben haber incluido en algún calendario secreto que todavía no ha sido revelado.

Un ejemplo de estos momentos en el cuál parece una película básica es en la elección y perfil de los villanos. Nadie recuerda a Ajax (Ed Skrein) ni Angel Dust (Gina Carano) como grandes personajes en las viñetas, y tampoco lo hará luego de este film. La faltó desarrollo en esos personajes y realizar una conexion más directa con el universo al que pertenece; por ejemplo, mencionar que son de Weapon-X hubiese sido un buen guiño. Pero también hay que reconocer que eso le hubiese quitado tiempo a Wade Wilson, su historia de amor y su búsqueda de venganza. Morena Baccarin está despampanante. Si bien no tiene ningún rol de superheroína como el que se esperaba, ni tampoco alguna referencia a Copycat, la morocha encarna lo distintivo del film: el amor de Wade Wilson. Como se mencionó antes, el mercenario con poder regenerativo, no posee un objetivo claro ni un amor que lo desvela en las viñetas, sin embargo, en esta película, la inclusión de estos dos elementos resultan un acierto. No así el modo en el que fue narrado: flashbacks largos, una historia desequilibrada desde lo narrativo, y oros puntos flojos.

El miedo a que el personaje vuelva a ser manoseado y mal realizado estuvo desde que se anunció la película. Pero también estaba esa brisa renovadora y esperanzadora que provino desde el test digital que se lanzó hace dos años que aparece en algún fragmento de la película: Deadpool se lanza desde la autopista, cae en una camioneta y comienza a repartir puños, patadas y chistes malos. Afortunadamente, la cinta cuenta con todo lo que uno podría esperar: la ruptura de la cuarta pared, bromas vulgares, sexo, violencia, decenas de diálogos graciosos y hasta una escena post-créditos única que funciona como una nueva broma y un anuncio.

Si bien las presentaciones de personajes en la pantalla grande no siempre suelen salir airosas de su primer encuentro con la crítica y los espectadores, en esta oportunidad el film logra aprobar como una película que ofrece toda una técnica nueva -también propia del personaje en los cómics- de poder llegar al espectador. Más allá de los errores de guión y los extensos flashbacks contando como Wade Wilson se convirtió en el héroe con el factor curativo similar al de Wolverine, la película cumple, sobre todo en los momentos de acción como el comienzo del film y esa batalla en la autopista que se puede ver casi completa en los trailers y spots.

Deadpool y Ryan Reynolds logran su objetivo, se llevan el premio mayor y crean una película tan delirante y grosera como el cómic en el que se basa. Los fans quedarán satisfechos, entusiasmados para lo que se viene, y los que no lo conocen de antes se sorprenderán de lo interesante y divertido que puede ser este personaje. ¿Será este un film que evidencie las posibilidades narrativas de adaptar un cómic desde su esencia sin ser fan service? La respuesta la daría el mismo Deadpool: “¿A quién mierda le importa?”