Cuarteto de antihéroes
Desprejuiciada, lanzada, desfachatada; Delirium, en primer lugar, le hace honor a su título, sin dudas. Tras ese punto, hay que decir que las ideas puestas en juego en el film por el director y guionista Carlos Kaimakamian Carrau, en las que deben haber participado activamente el trío de protagonistas Ramiro Archain, Emiliano Carrazzone, Miguel Di Lemme y el propio –e inesperado– coprotagonista Ricardo Darín son muy buenas, pero no siempre quedan expuestas de la mejor manera para lograr los objetivos satíricos y humorísticos buscados.
Los tres jóvenes sujetos suponen que una vía para lograr dinero rápido es la producción de una película, sin tener idea cómo hacerla, pero se las ingenian para “contratar”, fruto de una confusión –o más de una–, a un Darín cuya participación, además haciendo de sí mismo, garantiza una indudable atracción narrativa, visual y jocosa. Las peripecias del ahora cuarteto de antihéroes para llevar adelante el rodaje del disparatado proyecto incluyen una insólita cámara de VHS, tomas y escenas insostenibles para cualquier actor de ese renombre y una circunstancia trágica que será llevada hasta las últimas consecuencias, dramáticas e irónicas. Contando con correctas participaciones de figuras televisivas como las de Susana Giménez, Guillermo Andino, Cecilia Laratro, Germán Paoloski, Facundo Pastor y Catalina Dlugi, entre otros, el film alterna buenos y no tan buenos gags. Pero ciertos toques de agudo humor negro, apuntes que evocan a la comedia sarcástica estadounidense contemporánea y un final desbordante en su paroxismo (incluyendo los coloridos y creativos créditos de cierre) aportan elementos positivos como para atreverse a una experiencia fílmica fuera de lo habitual.