Si esto no es una locura, ¿Qué es? ¿Qué es...?
Llegó la hora de ponernos orgullosos del cine nacional. Porque prácticamente se han abarcado todos los géneros posibles y con buenos resultados. Los proyectos que aún no hemos visto y se están desarrollando son un montón; las innovaciones continúan en terrenos que todavía no probamos, generando un crecimiento sorprendente, ya sea producciones puramente locales o coproducciones. En este caso, se trata de un proyecto a cargo del cineasta Carlos Kaimakamian Carrau, quien apostó al humor negro con un guión que mezcla momentos puramente bizarros y muy divertidos, con situaciones de nuestra Argentina cotidiana que nos hacen sentir identificados.
El sólo hecho de imaginar a tres pibes que no tienen ni idea lo que es hacer una película, y que encima tienen la suerte de enganchar al mismísimo Ricardo Darín en medio de un confuso episodio, para que sea el protagonista de ese delirio aparentemente millonario; ATRAPA.
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Delirium es lo más parecido a un film experimental dentro de un film experimental, porque si bien los responsables no son novatos, tienen ese amateurismo notable que hace de la vivencia algo aún más lindo. Muchas de las ideas están “sacadas de” o “basadas en”, lo cual es sumamente lógico en una película de estas características. Pero lo bueno es que no se trata de un formato copiado; la cosa es bien nuestra y goza de un argentinismo que sólo los nacidos en este territorio podemos entender. Por supuesto que este rasgo se potencia aún más cuando vemos en pantalla a la gran estrella en cuestión y al montón de artistas invitados que le dan poder a una premisa que a mitad de trama se vuelve totalmente delirante.
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El guión es muy cortito y no vale la pena explicar mucho más de lo que ya cuenta el tráiler, porque los hechos se desencadenan muy rápido, mientras el kiosquero Federico (Miguel Di Lemme), Mariano (Emiliano Carrazzone) y Martín (Ramiro Archain) están convencidos de que pueden hacer realidad esa película con Darín que los hará “Ricky Ricón” a todos. De lo que sí hay un muy buen manejo, es de los recursos típicos vistos en cualquier rodaje, tan mal aplicados por estos tres chiflados que es imposible no reír fuerte (en especial aquellos que están en tema, léase directores, productores, guionistas y técnicos en general). Quizás el mejor humor tarda un poquitito en despegar, pero cuando llega tiene momentos muy acertados e hilarantes.
Como ya dije, me da felicidad que podamos tener comedias, dramas, animación, aventuras, thriller, terror… Y todo de buena calidad. Antes delirábamos y no se hacía realidad, pero ahora que tenemos más de un Oscar en casa, ¡deliremos tranquilos que está buenísimo y encima nos sale bien!