Una disparatada opera prima
La historia, una opera prima, es alrededor de tres amigos, MartÃn, Mariano y Federico, que se encuentran como todos los amigos en bares para pasar el tiempo y hablar de sus aventuras y desventuras cotidianas, sus problemas laborales y la necesidad de ganar dinero y salir de esta situación.
Atender un kiosco y otros trabajos esporádicos son las magras opciones que se les presentan. Hasta que un dÃa a Federico, quien suele aportar alguna idea que puede caminar, se le ocurre una manera de ganar dinero fácilmente.
Se trata de hacer una pelÃcula con poco capital y una figura importante para que todo el mundo vaya a verla (no se puede creer que elija esta modalidad por parecerle bastante fácil de realizar). Y asà consigue nada menos que a Ricardo DarÃn que lo confunde con el hijo de un amigo y pensando que lo que va a realizar es un cortometraje, acepta integrar el grupo.
UN EQUIVOCO
Lograda la gran figura gracias a un equÃvoco, la credulidad asume proporciones desmesurados y se vuelcan a la tarea de filmar recurriendo a un método imposible, un libro de divulgación que en pocas lecciones dice enseñarles a filmar.
Asà contado parece irreal, pero vista es francamente increÃble. Lo absurdo va a ser la premisa que rija la historia sin demasiado humor, a pesar de tratar de lograrlo por distintos medios a cual más disparatado.
A esto se suman diálogos flojos, tres protagonistas sin carisma y una idea que incluye la muy transitada del "cine dentro del cine", que no termina de cuajar.
La idea pudo dar para más y la sucesión de disparates que se suceden la remiten a un tipo de relato loco, con final más disparatado aún, acompañados por figuras populares de la pantalla televisiva, entre otros, Catalina Dlugi y Susana Giménez, en el papel de la presidenta de la Nación.