Delirium

Crítica de Marvila - Cine & Medios

Con Darín no alcanza

Tres amigos como salidos de un aviso de cerveza tratan de encontrar la forma de romper con la rutina y salir de pobres, encontrar un filón para ganar dinero. A uno de ellos se le ocurre hacer algo que nunca había hecho: filmar una película. Sin la más mínima noción sobre cine se convence de que basta con tener a un protagonista capaz de convocar público, y para eso se propone contactar nada menos que a Ricardo Darín.
Película dentro de película, tanto la de la ficción como la real comparten la misma estrategia, contar con Darín para atraer audiencia. La propuesta es pobre en cuanto a guión y actuaciones, solo causa gracia ver a Darín -un copado, sin dudas- jugando con su popularidad, aceptando el juego. El resto, el viejo recurso del cameo de famosillos que tiene como frutilla de la torta el de Susana Giménez.
No son pocos los grandes guionistas que enseñan a construir el chiste partiendo desde el remate. Si está el remate, está casi todo. Acá el remate es fallido, y para peor el director decide usar imágenes de un pasado muy cercano de la tragedia argentina, imágenes que para servir como sátira deben ser tratadas por manos expertas, lo cual -claramente- no es el caso.